NUEVA YORK – Sin lugar a duda, el cambio climático es el desafío que define a nuestra época, pero sus efectos no se distribuyen equitativamente. Tanto en los países desarrollados como en los en desarrollo, la degradación ambiental afecta desproporcionadamente a las comunidades marginadas por motivos de raza, etnicidad, religión y pobreza. Muchas veces esas mismas comunidades ya están padeciendo desigualdades sistémicas, como la escasez hídrica y una mayor exposición a la contaminación y condiciones climáticas extremas, todos ellos exacerbados por la crisis climática.
Es una realidad que conozco muy bien. De niña, mi familia tenía una granja en Dominica, un pequeño estado-isla en el Caribe que enfrenta cada año la amenaza de la temporada de huracanes. Una sola tormenta tropical puede arrasar matrices eléctricas y arruinar cosechas completas, destruyendo los sustentos de los habitantes que dependen de ellas.
De acuerdo al Banco Mundial, los desastres climáticos empujan cada año a la pobreza a 26 millones de personas. Y debido que los medios de vida de los más pobres del planeta suelen depender de la agricultura -sector altamente dependiente de condiciones climáticas favorables-, estos necesitan con urgencia acceso a recursos técnicos, financieros e institucionales para prepararse para y responder a acontecimientos meteorológicos de extrema intensidad.
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Es una realidad que conozco muy bien. De niña, mi familia tenía una granja en Dominica, un pequeño estado-isla en el Caribe que enfrenta cada año la amenaza de la temporada de huracanes. Una sola tormenta tropical puede arrasar matrices eléctricas y arruinar cosechas completas, destruyendo los sustentos de los habitantes que dependen de ellas.
De acuerdo al Banco Mundial, los desastres climáticos empujan cada año a la pobreza a 26 millones de personas. Y debido que los medios de vida de los más pobres del planeta suelen depender de la agricultura -sector altamente dependiente de condiciones climáticas favorables-, estos necesitan con urgencia acceso a recursos técnicos, financieros e institucionales para prepararse para y responder a acontecimientos meteorológicos de extrema intensidad.
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