NUEVA YORK – Las matanzas periódicas que alteran la vida en los Estados Unidos no deben verse como hechos fortuitos. Son reflejo de un proceso sostenido de desintegración de la autoridad soberana del Estado. La soberanía, en cuanto fundamento último de la autoridad, se basa en al menos dos preceptos: indivisibilidad y monopolio del ejercicio legítimo de la fuerza. Sólo el Estado, a través de su poder de policía, tiene licencia para usar la violencia en defensa del Estado (contra un ataque extranjero o contra el terrorismo y la delincuencia en el plano interno).
La pérdida de la confianza en el poder de policía del Estado es peligrosa, sobre todo porque invita a responder por mano propia a la percepción de inseguridad o de injusticia. Cuando ya no se confía en el Estado para la provisión de seguridad y justicia (para la preservación del tejido de la sociedad), la respuesta por mano propia puede convertirse en rival de la soberanía estatal.
Históricamente, el surgimiento de movimientos políticos fascistas se relacionó con el ascenso paralelo de milicias privadas: los camisas negras de Mussolini, los camisas pardas de Hitler, los camisas verdes brasileños y los camisas azules del líder fascista irlandés Eoin O’Duffy.
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Since 1960, only a few countries in Latin America have narrowed the gap between their per capita income and that of the United States, while most of the region has lagged far behind. Making up for lost ground will require a coordinated effort, involving both technocratic tinkering and bold political leadership.
explain what it will take finally to achieve economic convergence with advanced economies.
Between now and the end of this decade, climate-related investments need to increase by orders of magnitude to keep the world on track toward achieving even more ambitious targets by mid-century. Fortunately, if done right, such investments could usher in an entirely new and better economy.
explains what it will take to mobilize capital for the net-zero transition worldwide.
NUEVA YORK – Las matanzas periódicas que alteran la vida en los Estados Unidos no deben verse como hechos fortuitos. Son reflejo de un proceso sostenido de desintegración de la autoridad soberana del Estado. La soberanía, en cuanto fundamento último de la autoridad, se basa en al menos dos preceptos: indivisibilidad y monopolio del ejercicio legítimo de la fuerza. Sólo el Estado, a través de su poder de policía, tiene licencia para usar la violencia en defensa del Estado (contra un ataque extranjero o contra el terrorismo y la delincuencia en el plano interno).
La pérdida de la confianza en el poder de policía del Estado es peligrosa, sobre todo porque invita a responder por mano propia a la percepción de inseguridad o de injusticia. Cuando ya no se confía en el Estado para la provisión de seguridad y justicia (para la preservación del tejido de la sociedad), la respuesta por mano propia puede convertirse en rival de la soberanía estatal.
Históricamente, el surgimiento de movimientos políticos fascistas se relacionó con el ascenso paralelo de milicias privadas: los camisas negras de Mussolini, los camisas pardas de Hitler, los camisas verdes brasileños y los camisas azules del líder fascista irlandés Eoin O’Duffy.
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Subscribe
As a registered user, you can enjoy more PS content every month – for free.
Register
Already have an account? Log in