MADRID – El primer viaje internacional del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, supuso todo un soplo de aire fresco. Desde la cumbre del G7 en Cornualles hasta su reunión con el presidente ruso Vladimir Putin en Ginebra, Biden hizo gala de un aplomo y una solvencia que contrastan claramente con los pueriles excesos de su predecesor, Donald Trump. El viaje de Biden mandó un mensaje contundente: Estados Unidos vuelve a estar en buenas manos, y dichas manos se encuentran tendidas principalmente a sus aliados tradicionales.
MADRID – El primer viaje internacional del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, supuso todo un soplo de aire fresco. Desde la cumbre del G7 en Cornualles hasta su reunión con el presidente ruso Vladimir Putin en Ginebra, Biden hizo gala de un aplomo y una solvencia que contrastan claramente con los pueriles excesos de su predecesor, Donald Trump. El viaje de Biden mandó un mensaje contundente: Estados Unidos vuelve a estar en buenas manos, y dichas manos se encuentran tendidas principalmente a sus aliados tradicionales.