SAN PABLO – Una batalla legal de décadas entre consumidores e instituciones financieras sobre el impacto de las políticas económicas de Brasil de los años 1980 y 1990 se está aproximando a su fin. En diciembre, abogados que representan a demandantes presentaron ante el Supremo Tribunal Federal de Brasil un pedido de ratificación de un acuerdo alcanzado con los bancos.
Si el tribunal aprueba el trato, el acuerdo colocaría miles de millones de reales en los bolsillos de los ahorristas. Pero más que una retribución largamente esperada por alrededor de un millón de demandantes, la restitución ordenada por la corte también marcaría un fin oficial de la guerra aparentemente interminable de Brasil a la hiperinflación.
Durante fines de los años 1980 y principios de los años 1990, el gobierno brasileño luchó por estabilizar la economía y la moneda del país. En el pico de la crisis, la inflación anual alcanzó el 2.477%; a esa tasa, los precios de los alimentos y los enseres domésticos aumentaban diariamente. Una serie de políticas infructuosas habían acelerado la inflación en los contratos públicos y privados, afectando los salarios, los alquileres y los depósitos bancarios. Unas medidas sumamente polémicas -como una decisión en 1990 de incautar los depósitos- frenaron brevemente la inflación pero contribuyeron a una profunda recesión.
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Since 1960, only a few countries in Latin America have narrowed the gap between their per capita income and that of the United States, while most of the region has lagged far behind. Making up for lost ground will require a coordinated effort, involving both technocratic tinkering and bold political leadership.
explain what it will take finally to achieve economic convergence with advanced economies.
Between now and the end of this decade, climate-related investments need to increase by orders of magnitude to keep the world on track toward achieving even more ambitious targets by mid-century. Fortunately, if done right, such investments could usher in an entirely new and better economy.
explains what it will take to mobilize capital for the net-zero transition worldwide.
SAN PABLO – Una batalla legal de décadas entre consumidores e instituciones financieras sobre el impacto de las políticas económicas de Brasil de los años 1980 y 1990 se está aproximando a su fin. En diciembre, abogados que representan a demandantes presentaron ante el Supremo Tribunal Federal de Brasil un pedido de ratificación de un acuerdo alcanzado con los bancos.
Si el tribunal aprueba el trato, el acuerdo colocaría miles de millones de reales en los bolsillos de los ahorristas. Pero más que una retribución largamente esperada por alrededor de un millón de demandantes, la restitución ordenada por la corte también marcaría un fin oficial de la guerra aparentemente interminable de Brasil a la hiperinflación.
Durante fines de los años 1980 y principios de los años 1990, el gobierno brasileño luchó por estabilizar la economía y la moneda del país. En el pico de la crisis, la inflación anual alcanzó el 2.477%; a esa tasa, los precios de los alimentos y los enseres domésticos aumentaban diariamente. Una serie de políticas infructuosas habían acelerado la inflación en los contratos públicos y privados, afectando los salarios, los alquileres y los depósitos bancarios. Unas medidas sumamente polémicas -como una decisión en 1990 de incautar los depósitos- frenaron brevemente la inflación pero contribuyeron a una profunda recesión.
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