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Del «ascenso pacífico» de China no queda nada

NUEVA DELHI – La COVID‑19 no es la única amenaza que este año cruzó las fronteras de la India. Según informes alarmantes del ministerio de defensa indio, China ha desplegado una «cantidad significativa» de soldados a través de la disputada «línea de control efectivo» (LAC, por la sigla en inglés) que discurre a lo largo de la frontera entre ambos países en los Himalayas. Hasta ahora, las transgresiones se produjeron en cuatro puntos de la frontera más larga y disputada del mundo, con la aparición de miles de soldados chinos en Sikkim y en partes de la región de Ladakh, al noreste del valle de Cachemira.

Ninguno de los dos gobiernos discute el hecho de que soldados chinos han ocupado territorio que la India considera propio. A pesar de una breve pero sangrienta guerra en 1962, que culminó con humillación para el mal preparado ejército de la India, ambos países han logrado mantener por casi medio siglo un modus vivendi incómodo pero viable en su frontera común. Desde 1976 no hubo intercambios de disparos, y los dos países tienden a restar importancia a los movimientos de tropas de la otra parte, haciendo mención de «diferentes percepciones» respecto del trazado exacto de la LAC (que nunca se demarcó en forma oficial).

En estas tensas condiciones, se calcula que cada año se producen en la LAC unos 400 contactos entre ambos ejércitos, que siempre se desactivan de inmediato. Pero esta vez es diferente. Según lo informado, soldados chinos han entrado a territorios que incluso China siempre consideró situados del lado indio de la divisoria. Y no se han limitado a patrullar, sino que han establecido una presencia fija (con armado de campamentos, estructuras de concreto y kilómetros de ruta) mucho más allá de la línea del reclamo chino, dentro del área de «Finger Heights» cerca del lago Pangong.

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