HONG KONG – Después de un incendio que se cobró varias víctimas en un edificio residencial en la región china de Xinjiang (hecho por el que muchos culpan a las cuarentenas por la COVID‑19), manifestantes han salido a las calles chinas para exigir un final a las estrictas restricciones. Ya antes del estallido de las protestas, hubo señales de que el gobierno del presidente Xi Jinping se preparaba para revertir la costosa política de COVID cero, aunque el cronograma exacto sigue siendo incierto. Pero el proceso será más complicado de lo que muchos piensan.
La salida de la COVID cero conlleva claros riesgos de salud pública que hay que manejar, sobre todo en vista de las bajas tasas de vacunación entre la población anciana. Pero hay otro factor menos apreciado: las dificultades operativas del proceso.
Como aprendió China de la penosa experiencia de Hong Kong, una ola de contagios en un área densamente poblada puede crear un incremento repentino de la demanda de recursos médicos y paralizar el sistema de salud pública. Si el gobierno no encuentra un modo rápido de satisfacer esa demanda, se puede disparar la cifra de muertes, sobre todo entre los ancianos.
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
The banking system we take for granted is unfixable. The good news is that we no longer need to rely on any private, rent-seeking, socially destabilizing network of banks, at least not the way we have so far.
shows why the current private system is unfixable – and why we don’t need to tolerate it anymore.
Like Vladimir Putin, China's leader is so steeped in a narrative of victimhood and fearful of appearing weak that it is hard to imagine him ever leading China out of the mess he has created. He could well be remembered as the leader who squandered history's most remarkable economic success story.
about the country's increasingly worrisome trajectory, both at home and abroad.
Artificial IdiocyFrank Rumpenhorst/picture alliance via Getty Images
HONG KONG – Después de un incendio que se cobró varias víctimas en un edificio residencial en la región china de Xinjiang (hecho por el que muchos culpan a las cuarentenas por la COVID‑19), manifestantes han salido a las calles chinas para exigir un final a las estrictas restricciones. Ya antes del estallido de las protestas, hubo señales de que el gobierno del presidente Xi Jinping se preparaba para revertir la costosa política de COVID cero, aunque el cronograma exacto sigue siendo incierto. Pero el proceso será más complicado de lo que muchos piensan.
La salida de la COVID cero conlleva claros riesgos de salud pública que hay que manejar, sobre todo en vista de las bajas tasas de vacunación entre la población anciana. Pero hay otro factor menos apreciado: las dificultades operativas del proceso.
Como aprendió China de la penosa experiencia de Hong Kong, una ola de contagios en un área densamente poblada puede crear un incremento repentino de la demanda de recursos médicos y paralizar el sistema de salud pública. Si el gobierno no encuentra un modo rápido de satisfacer esa demanda, se puede disparar la cifra de muertes, sobre todo entre los ancianos.
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Subscribe
As a registered user, you can enjoy more PS content every month – for free.
Register
Already have an account? Log in