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La triple crisis que sacude al mundo

BERLÍN – La pandemia de COVID‑19 está ingresando en su segunda fase, mientras los países reabren gradualmente sus economías y relajan o incluso anulan estrictas medidas de distanciamiento social. Pero a menos que aparezca una terapia o vacuna eficaz y de acceso universal, la transición a la «normalidad» será más una aspiración que una realidad. Para colmo, conlleva el riesgo de provocar una segunda oleada de contagios en los niveles local y regional (e incluso en una escala mucho mayor).

Es verdad que las autoridades políticas, los profesionales de la salud, los científicos y la población general han aprendido mucho de la experiencia de la primera ola. Aunque una segunda ola de contagios parece muy probable, no será igual a la primera. La respuesta no se basará en un confinamiento total que paralice la vida económica y social, sino más bien en reglas estrictas pero selectivas en lo referido al distanciamiento social, el uso de mascarillas, el teletrabajo, las videoconferencias, etcétera. Pero según la intensidad de la próxima ola, es posible que en los casos más extremos todavía se considere necesario aplicar cuarentenas de nivel local o regional.

Igual que la primera ola de la pandemia, la próxima fase implicará un trío de crisis simultáneas. Al riesgo de que los nuevos contagios se salgan de control y la enfermedad vuelva a propagarse por el mundo hay que añadir las consecuencias económicas y sociales ya iniciadas y un conflicto geopolítico cada vez más intenso. La economía mundial ya está en una recesión profunda, y la recuperación no será rápida ni fácil. Y esto, sumado a la pandemia, será un factor en la creciente rivalidad sinoestadounidense, en particular en los meses previos a la elección presidencial de noviembre en los Estados Unidos.

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