

From semiconductors to electric vehicles, governments are identifying the strategic industries of the future and intervening to support them – abandoning decades of neoliberal orthodoxy in the process. Are industrial policies the key to tackling twenty-first-century economic challenges or a recipe for market distortions and lower efficiency?
PARÍS – En una entrevista reciente brindada a The Economist, el presidente francés Emmanuel Macron dio a conocer su visión geopolítica sobre el futuro de la Unión Europea. En el transcurso de la entrevista, habló sobre la “muerte cerebral de la OTAN”, lo que a muchos llevó a pensar que estaban escuchando un eco de la descripción expresada por el presidente de Estados Unidos Donald Trump, quien tildó a esta organización como “obsoleta”.
Sin embargo, Macron no estaba haciendo resonar las palabras de su homólogo estadounidense. Las preocupaciones de Macron sobre el estado de la alianza reflejan su toma de conciencia de hechos sombríos en el terreno. Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, Europa se encuentra sin un aliado o socio notable. Lejos de ser una aberración, las guerras comerciales y la traición de sus propios aliados que lleva a cabo Trump representan una nueva norma para el orden mundial.
El multilateralismo, los derechos humanos y el respeto del derecho internacional están ahora amenazados en todas partes, debido a los ataques demagógicos contra los principios democráticos liberales y el apoyo abierto de Trump a los autoritarios. A ambos lados del Atlántico, los políticos populistas se burlan regularmente de la idea de una alianza basada en valores compartidos, entre tanto que China y Rusia continúan expandiendo sus esferas de influencia sin que ello se someta a control alguno.
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