leonard80_LUDOVIC MARINPOOLAFP via Getty Images_eu ukraine LUDOVIC MARIN/POOL/AFP via Getty Images

El proyecto de guerra europeo

BERLÍN – Durante siete décadas la paz fue el objetivo que impulsó a la integración europea, pero desde la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, Europa comenzó a unificarse en respuesta a la guerra. El proyecto de paz dio lugar al proyecto de guerra, y este cambio fundamental obliga a los gobiernos europeos a reconsiderar algunos de sus principios más antiguos.

En el plano más obvio, ahora deben tener en cuenta al poder duro. Mucho se ha discutido sobre el rearme alemán, la decisión de Dinamarca de participar en los acuerdos europeos conjuntos para la defensa, y la solicitud de Suecia y Finlandia para ingresar a la OTAN. Se rompieron tabúes: los estados miembros de la Unión Europea enviaron armamento pesado a Ucrania y la UE prometió aportar EUR 2000 millones (USD 2100 millones) al «fondo de apoyo a la paz» para armar a ese país asediado. Además, la UE convirtió su economía en un arma contra Rusia y planea una economía de guerra en la que la seguridad será más importante que la eficiencia.

El segundo gran cambio es que los europeos deben replantearse su interdependencia. La integración europea antes reflejaba la idea de que los vínculos económicos entre los países formarían la base para la reconciliación política. Esa era la noción tras la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (precursora de la UE), que convirtió a antiguos enemigos en amigos mediante la fusión de las industrias nacionales que habían producido las municiones para la Segunda Guerra Mundial. Se esperaba que, incluso si los vínculos económicos entre los países no lograban que la guerra fuera imposible, al menos evitarían una peligrosa escalada de las tensiones.

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