ATENAS – El lunes pasado, una calamidad bíblica se abatió sobre el Ática. Vi los primeros signos bien entrada la mañana, en el aeropuerto de Atenas, donde me despedía de mi hija que partía a Australia. Un fuerte olor a madera en combustión me hizo mirar al cielo, donde me atrajo un pálido sol, envuelto en la elocuente oscuridad diurna que sólo un eclipse, o una espesa y alta columna de humo pueden causar.
Al atardecer empezaron a llover noticias. Las casas de muchos amigos y parientes en el este de Ática estaban destruidas. Incendios forestales descontrolados se habían extendido hacia la densamente edificada línea costera, aislando los pueblos de Mati y Rafina de Atenas y obligando a los residentes a huir hacia el mar.
Me enteré de que había muertos cuando me contaron la suerte que habían corrido unos activistas de nuestro movimiento político, DiEM25. Las llamas destruyeron su casa en Mati, y todas las otras casas en la misma calle; pero al menos habían podido huir con vida. Por muy poco. Los vecinos de al lado perecieron; a la mañana siguiente encontraron sus cadáveres, en cuclillas, con la hija de tres años en medio, en un abrazo estremecedor.
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Given strong odds that we will face another pandemic, the international community is rightly engaged in discussions about how to do better next time. But the latest United Nations agreement on the issue offers mere platitudes, rather than the kind of concrete measures needed to stay ahead of a new pathogen.
explains what governments need to do to demonstrate that they are taking the threat seriously.
While China was an early mover in regulating generative AI, it is also highly supportive of the technology and the companies developing it. Chinese AI firms might even have a competitive advantage over their American and European counterparts, which are facing strong regulatory headwinds and proliferating legal challenges.
thinks the rules governing generative artificial intelligence give domestic firms a competitive advantage.
ATENAS – El lunes pasado, una calamidad bíblica se abatió sobre el Ática. Vi los primeros signos bien entrada la mañana, en el aeropuerto de Atenas, donde me despedía de mi hija que partía a Australia. Un fuerte olor a madera en combustión me hizo mirar al cielo, donde me atrajo un pálido sol, envuelto en la elocuente oscuridad diurna que sólo un eclipse, o una espesa y alta columna de humo pueden causar.
Al atardecer empezaron a llover noticias. Las casas de muchos amigos y parientes en el este de Ática estaban destruidas. Incendios forestales descontrolados se habían extendido hacia la densamente edificada línea costera, aislando los pueblos de Mati y Rafina de Atenas y obligando a los residentes a huir hacia el mar.
Me enteré de que había muertos cuando me contaron la suerte que habían corrido unos activistas de nuestro movimiento político, DiEM25. Las llamas destruyeron su casa en Mati, y todas las otras casas en la misma calle; pero al menos habían podido huir con vida. Por muy poco. Los vecinos de al lado perecieron; a la mañana siguiente encontraron sus cadáveres, en cuclillas, con la hija de tres años en medio, en un abrazo estremecedor.
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Subscribe
As a registered user, you can enjoy more PS content every month – for free.
Register
Already have an account? Log in