elerian134_MLUNGIS MBELEAFP via Getty Images_covid vaccine Mlungis Mbele/AFP via Getty Images

Nadie está a salvo hasta que todos estén a salvo

LAGUNA BEACH – Admitiendo que “nadie está a salvo hasta que todos estén a salvo”, el G7 recientemente anunció medidas adicionales con el propósito de facilitar, un “acceso más asequible y equitativo a las vacunas, las terapias y los diagnósticos” en todo el mundo, con el fin de luchar contra el COVID-19. Sin embargo, traducir esta intención declarada en acciones efectivas requerirá tanto de liderazgos políticos audaces dentro de los propios países, como de una forma de apoyo a los países en desarrollo que vaya mucho más allá de la ayuda financiera. Acertar en lo que se debe hacer no será nada fácil, pero estos esfuerzos son esenciales si los países ricos quieren evitar vivir aislados en fortalezas teniendo una mentalidad acorde con dicho encierro.

La actual desigualdad en la disponibilidad y el despliegue de vacunas es muy marcada. Según el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, hasta ahora tan sólo diez países dan cuenta del 75% del total de vacunas contra el COVID-19 que fueron administradas. En más de 130 países no se ha administrado ni una sola dosis.

Frente a esa desigualdad, el G7 acordó aumentar la ayuda relacionada con la pandemia a 7,5 mil millones de dólares e instó a que otros, incluyendo entre ellos a los países del G-20 y a las organizaciones multilaterales, aumenten su apoyo a los países en desarrollo, ya sea a través del mecanismo COVAX o mediante la iniciativa denominada Acelerador del acceso a las herramientas contra la COVID-19.

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