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Los nazis griegos van a la cárcel, pero su veneno persiste

ATENAS – El 7 de octubre fue un buen día para los demócratas. La Corte de Apelaciones griega mantuvo las sentencias de cárcel recibidas por los líderes de Aurora Dorada, el único partido abiertamente nazi que ha ganado escaños en algún parlamento desde los años 40, acusados de asesinato, lesiones corporales graves y dirigir una organización criminal. Afuera de los tribunales, una multitud de 20.000 atenienses celebraba.

Nuestra celebración duró precisamente 40 segundos, antes de que la policía nos dispersara con gases lacrimógenos. Casi asfixiados, yo y mi esposa intentamos unirnos a cientos de otros que luchaban por escapar por una estrecha callejuela hacia la seguridad del Monte Licabeto. Pero allí estaba desplegada una decena de efectivos policiales, que disparaban latas de gases a la multitud desesperada. Le pedí al oficial a cargo que cesaran. “No tiene sentido lanzar gases a gente que se está yendo a casa”, le dije con calma. Me insultó. Cuando le mostré mi credencial de identificación como parlamentario, su respuesta me sorprendió” “Otro motivo más para mandarle a la mierda”.

El encarcelamiento de los líderes nazi griegos es una victoria decisiva contra la reaparición del extremismo de derechas en Europa. Pero mientras eran enviado a prisión, sus ideas, modales y odio a la democracia parlamentaria vestían uniforme policial y sembraban el terror en las calles.

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