CIUDAD DE MÉXICO – En el Caribe, el verano es el momento del año en que suceden cosas. Con el aumento de temperaturas y el paso de huracanes, tienden a animarse las pasiones y a estallar las crisis. Pero es raro que estas se den en más de un país a la vez, y por lo general los riesgos que plantean son limitados. Este año fue distinto.
El 7 de julio, hombres armados tomaron por asalto a mitad de la noche la residencia privada del presidente haitiano Jovenel Moïse y lo mataron a balazos, un hecho que conmocionó al país y dio inicio a una lucha por el poder político. El primer ministro Claude Joseph, que ha ejercido de presidente interino desde la muerte de Moïse, aceptó entregar el poder a Ariel Henry, a quien Moïse había designado próximo primer ministro apenas dos días antes de morir. Pero aunque esto puede ayudar a desactivar la crisis política inmediata, el asesinato no presagia nada bueno para la estabilidad y prosperidad de Haití.
Este mes también se produjo la mayor muestra de disenso que haya visto Cuba en décadas, con miles de cubanos que salieron a las calles para protestar por el deterioro de las condiciones de vida y la escasez de bienes básicos (entre ellos medicamentos, en medio de un brote de COVID‑19 cada vez peor). Muchos pidieron el final de los 61 años de régimen comunista.
CIUDAD DE MÉXICO – En el Caribe, el verano es el momento del año en que suceden cosas. Con el aumento de temperaturas y el paso de huracanes, tienden a animarse las pasiones y a estallar las crisis. Pero es raro que estas se den en más de un país a la vez, y por lo general los riesgos que plantean son limitados. Este año fue distinto.
El 7 de julio, hombres armados tomaron por asalto a mitad de la noche la residencia privada del presidente haitiano Jovenel Moïse y lo mataron a balazos, un hecho que conmocionó al país y dio inicio a una lucha por el poder político. El primer ministro Claude Joseph, que ha ejercido de presidente interino desde la muerte de Moïse, aceptó entregar el poder a Ariel Henry, a quien Moïse había designado próximo primer ministro apenas dos días antes de morir. Pero aunque esto puede ayudar a desactivar la crisis política inmediata, el asesinato no presagia nada bueno para la estabilidad y prosperidad de Haití.
Este mes también se produjo la mayor muestra de disenso que haya visto Cuba en décadas, con miles de cubanos que salieron a las calles para protestar por el deterioro de las condiciones de vida y la escasez de bienes básicos (entre ellos medicamentos, en medio de un brote de COVID‑19 cada vez peor). Muchos pidieron el final de los 61 años de régimen comunista.