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Fallos a prueba de fallos

LONDRES – El otro día, mi mujer y yo estábamos saliendo de nuestro edificio de departamentos. Apreté el botón que automáticamente abre y cierra la puerta. No pasó nada. No podíamos salir del edificio, excepto tal vez saltando por una ventana. Finalmente, el conserje, que de casualidad estaba afuera, logró abrir la puerta manualmente. Nos explicó que había habido un corte de energía. El sistema a prueba de fallos, que asimismo funcionaba electrónicamente, también había fallado. El corte de energía duró dos horas.

Me puse a pensar en todas las puertas en Londres y otras partes que se abren y se cierran automáticamente: puertas de trenes, puertas de automóviles, puertas de ascensores, puertas de supermercados (todavía no, gracias a Dios, puertas de aviones). En un momento, todas esas puertas se abrían y se cerraban a mano. Lo mismo es válido para trabar y destrabar. Hoy mi llavero hace que las puertas de mi auto se traben y se destraben automáticamente. Busqué en Google para averiguar por qué: “Los llaveros modernos funcionan mediante RFID, un sistema de código de barras inteligente que utiliza campos electromagnéticos para identificar y rastrear datos en ‘etiquetas’ que contienen información almacenada. La información luego pasa a través de ondas de radio”.

Y, aparentemente, mi llave se ha convertido en una fuente de riesgo: “Si su llavero digital es hackeado o duplicado electrónicamente, el ciberdelincuente que lo hizo puede robarse su auto. Y ahora los investigadores han descubierto que la ‘clonación de llaves’ no sólo es posible, sino que es una amenaza de porte”.

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