buruma194_Eric VerhoevenSoccratesGetty Images_world cup Eric Verhoeven/Soccrates/Getty Images

El show mundialista de la FIFA

NUEVA YORK – Era seguro que la Federación Internacional del Fútbol Asociado, más conocida como FIFA, iba a encontrar un eslogan fatuo para la Copa del Mundo en Catar: «El fútbol une al mundo». Un video oficial de promoción muestra al argentino Lionel Messi y al brasileño Neymar pronunciando las palabras en español y portugués, respectivamente. Pero ¿es verdad que el fútbol une al mundo?

Claro que no. Ni siquiera une a las naciones. En Brasil, los simpatizantes del futuro expresidente Jair Bolsonaro (que cuenta con el apoyo de Neymar) se adueñaron de los colores verde y amarillo de la selección, para enojo de los simpatizantes del presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva, a quien respaldan el entrenador del equipo, Tite, y su delantero Richarlison.

La idea de que los eventos deportivos unen a los pueblos del mundo es una vieja obsesión, que se remonta al barón Pierre de Coubertin y su invención de los modernos Juegos Olímpicos en 1896. El deporte, en opinión del barón y de una sucesión interminable de funcionarios deportivos, debería trascender la política, las tensiones internacionales y cualquier otra discordia. La FIFA también adhiere a la fantasía de un mundo sin política donde el conflicto está confinado al campo de juego.

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