brown82_HECTOR RETAMALAFP via Getty Images)_afghanistanchildpoverty Hector Retamal/AFP via Getty Images

Salvar a Afganistán

EDIMBURGO – Ya pasaron más de cuatro meses desde la dramática salida de Estados Unidos y otras fuerzas occidentales de Afganistán. Al enviar vuelos especiales, flexibilizar las reglas de asilo y liberar fondos, los países occidentales trasladaron a un lugar seguro a unos pocos miles de afganos afortunados cuando los talibán retomaron el control del país. Pero aquellos que quedaron atrás ahora están aislados del resto del mundo –sean o no partidarios de los talibán.

Los gobiernos extranjeros han congelado las transacciones bancarias internacionales y el comercio con Afganistán, esencialmente a instancias de Estados Unidos, imponiendo una amplia variedad de reglas de contraterrorismo establecidas en los últimos 20 años. Como resultado de ello, los salarios del sector público afgano se han agotado y la economía se ha hundido. Muchos proyectos de ayuda para el desarrollo, no importa lo importantes que fueran, han quedado paralizados o fueron cancelados.

En consecuencia, el inicio del duro invierno afgano ha traído consigo alzas de precios, y los alimentos se han vuelto cada vez más escasos. Las escuelas, clínicas y hospitales de todo el país han dejado de funcionar. Así, justo cuando el pueblo afgano necesita más ayuda, se le está negando hasta lo más esencial. Es un precio alto a pagar por ser gobernados por los talibán.

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