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¿Se viene el invierno económico?

CHICAGO – ¿Qué podría desatar una recesión en Estados Unidos? En el pasado, la contracción del mercado de trabajo después de un período de expansión funcionaba como una señal de alerta temprana. Resultaba más difícil encontrar trabajadores, los salarios empezaban a escalar, los márgenes de beneficio corporativo tendían a reducirse y las empresas comenzaban a aumentar sus precios. Por temor a la inflación, el Banco Central subía entonces las tasas de interés que, a su vez, reducirían la inversión corporativa y fomentarían los despidos.

En este punto, caía la demanda agregada cuando los consumidores, temiendo por sus empleos, reducían el gasto. Aumentaban entonces los inventarios corporativos y se recortaba aún más la producción. El crecimiento disminuía significativamente y esto señalaba el inicio de una recesión. A este ciclo le seguía una recuperación. Una vez que las empresas reducían sus inventarios, comenzaban a producir más bienes nuevamente y, cuando se aplacaba la inflación, el banco central recortaba las tasas de interés para impulsar la demanda.

Pero esta descripción parece corresponder a otra era, ya pasada. Ahora la inflación está continuamente asordinada y ya no es un disparador confiable de los aumentos de la tasa de interés y las posteriores desaceleraciones. Las recesiones más recientes fueron, en cambio, precipitadas por excesos financieros acumulados durante la expansión. En 2001, el exceso estuvo en el crecimiento de los precios de las acciones durante el boom de las puntocoms; en 2007-2008, en el apalancamiento del sector financiero posterior al boom de las hipotecas de alto riesgo. Y aunque la Reserva Federal de EE. UU. aumentó las tasas antes de estas recesiones, no fue en respuesta a una inflación superior al objetivo, sino un intento por normalizar la política monetaria antes de que la inflación se disparara.

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