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Para reconstruir Turquía, primero hay que reconstruir su democracia

BOSTON – Los devastadores terremotos que en febrero mataron más de 50.000 personas en Turquía (y, al menos, más de 7.000 en el norte de Siria) dejaron expuestos arraigados problemas en los preparativos para las elecciones presidenciales y parlamentarias de este 14 de mayo que bien podrían marcar época. Hoy parece claro que Turquía necesita más que un cambio de gobierno; precisa de una transformación fundamental de su política y su economía, lo que significa enfrentarse a los potentes grupos de presión del sector de la construcción e intentar reconstruir la tambaleante democracia del país.

Aunque los terremotos fueron actos de la naturaleza, la devastación que causaron fue el resultado de la corrupción existente en este sector industrial y otros más. Sin embargo, el caudillista presidente turco Recep Tayyip Erdoğan no dudó en responsabilizar a la naturaleza misma por la inmensidad de las muertes, aunque admitió que el desastre pilló desprevenidas a las autoridades. Se le ha pedido al pueblo de Turquía que crea que todo está bajo control y que hay que confiar en Erdogan para la reconstrucción posterior al desastre.

Y, sin embargo, merece la pena recordar que cuando el país sufrió un terremoto de grandes dimensiones (7,6 en la escala de Richter) en 1999, cerca de la ciudad de Izmit (conocida también como Nicomedia), la gran cantidad de fallecimientos (cerca de 18.000) se atribuyó con razón a malas prácticas de construcción y a una deficiente planificación urbana. El gobierno respondió con la adopción de modernos códigos y normas de construcción para impedir nuevas edificaciones en las áreas de mayor riesgo.

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