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Por qué esta vez sí es diferente para Europa

NUEVA YORK – Desde el punto de vista del riesgo crediticio soberano de los países europeos, la pandemia de COVID‑19 no es igual a otras crisis recientes. En primer lugar, esta crisis económica es resultado de cuarentenas sanitarias que tuvieron efecto recesivo, y no de problemas del sistema financiero que hayan provocado un contagio en los mercados de activos. En segundo lugar, la respuesta de las autoridades europeas hasta ahora ha sido mucho más sólida que en ocasiones anteriores. De modo que al finalizar la pandemia, la evolución de las calificaciones de deuda soberana de los países europeos dependerá de la capacidad de sus gobiernos para generar un crecimiento económico que permita regresar al equilibrio fiscal.

Nuestras acciones en materia de calificación de deuda soberana desde marzo de 2020 han tenido en cuenta la naturaleza del shock provocado por esta crisis sanitaria (que a pesar de ser inmenso, es exógeno y transitorio) y la mayor o menor eficacia de las respuestas oficiales. Por ahora, el margen de maniobra monetario y externo y la resiliencia económica son mejores indicadores de calidad de la deuda soberana que el cociente deuda/PIB.

En el nivel global, hemos rebajado la calificación de alrededor de un cuarto de los países a los que calificamos. Se trata en su mayoría de economías de mercado emergentes o fronterizas con baja calificación y con vulnerabilidades preexistentes que tuvieron menos margen y resiliencia financiera para enfrentar la COVID‑19 y sus consecuencias económicas. Esto incluye siete defaults, todos ellos de países que antes de la pandemia ya estaban en el extremo inferior (B o menos) de nuestra escala de calificación.

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