yoon27_Getty Images_uschinaflagmoney Getty Images

La forma de la Nueva Guerra Fría en Asia

SEÚL – En retrospectiva, la decisión del Partido Comunista de China (PCC) de imponer una nueva ley de seguridad en Hong Kong parece haber sido predestinada. Históricamente, las potencias en ascenso siempre intentan ampliar sus esferas de influencia geopolítica pasada una cierta etapa de desarrollo económico. Era solo una cuestión de tiempo antes de que China se deshiciera del acuerdo de “un país, dos sistemas” e impusiera sus leyes y normas en Hong Kong, territorio que considera parte integral de la madre patria.

Desde la perspectiva china, la decadencia y declive que ha experimentado Estados Unidos en los últimos 12 años –desde la crisis financiera de 2008 a la presidencia de Donald Trump- le han dado una invitación abierta a acelerar su expansión estratégica. Aunque el Presidente chino Xi Jinping ha asegurado al mundo una y otra vez que el Océano Pacífico es lo bastante grande para albergar la presencia de China y Estados Unidos, a menudo sus políticas reales han sugerido lo contrario. Además de militarizar el Mar del Sur de China, su proyecto insignia Belt and Road apunta a hacer de China el nodo central de todo el territorio euroasiático.

Ahora que Xi ha decidido no aceptar nada menos que la completa sumisión de Hong Kong, es probable que también desafíe el statu quo con respecto a Taiwán, en la confianza de que la administración aislacionista y distraída de Trump no moverá ni un dedo. Pero EE.UU. ha tomado nota de la agresividad de Xi. Después de dos décadas de esperar que China se convirtiera en un actor responsable en la economía mundial, las autoridades estadounidenses se han convencido de que eso no ocurrirá. Desde la decisión de abolir los términos presidenciales tomada por el PCC en marzo de 2018, la diplomacia estadounidense ha abandonado toda expectativa de una convergencia normativa entre la China de Xi y Occidente.

https://prosyn.org/MPCCPlUes