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Una confrontación infernal

CANBERRA – Samantha Power, la ex embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, alguna vez calificó a las guerras genocidas como “un problema infernal”. En momentos en que la administración del presidente norteamericano, Donald Trump, eleva al máximo las tensiones con Irán, el mundo ahora debe contar con la perspectiva de una “confrontación infernal” entre los dos países.

Por ahora, tanto Estados Unidos como Irán dicen que no quieren una guerra. Sin embargo, paso a paso, inexorablemente, avanzan en una trayectoria de colisión. Estados Unidos ha incrementado significativamente su despliegue militar en el vecindario de Irán, al enviar el grupo de ataque del portaaviones USS Abraham Lincoln y un grupo operativo con bombarderos a Oriente Medio para advertir al régimen iraní respecto de cualquier medida amenazadora. Los líderes de Irán, por su parte, han denunciado la acción como una guerra psicológica y la consideran una provocación destinada a empujar a su país a un conflicto militar.

Desde que asumió, Trump ha sido implacable en su descripción de Irán como la causa de todos los males –incluido el terrorismo internacional- en la región y más allá. Ha revertido la política de compromiso de su antecesor Barack Obama y hoy ejerce una presión máxima sobre el régimen iraní con tres objetivos en mente.

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