slaughter86_Samuel CorumGetty Images_UScapitol Samuel Corum/Getty Images

La seguridad estadounidense a la sombra de la insurrección

WASHINGTON, DC – Ya se cumplió un año del ataque del 6 de enero de 2021 al Capitolio de EE.UU. y muchos estadounidenses se encuentran profundamente afectados porque la brecha política del país no ha hecho más que ampliarse desde entonces. Si bien en ese momento la mayoría de los dirigentes del Partido Republicano lo condenaron, el GOP ha ido internalizando la red de mentiras y falsedades del ex Presidente Donald Trump acerca de las elecciones de 2020, que perdió por cerca de siete millones de votos. En su mayoría, los republicanos se han negado a incluso participar en la investigación del Congreso sobre la materia.

Un año después de que un presidente en funciones intentara dar vuelta los resultados de unas elecciones justas y válidas, los esfuerzos por identificar y llevar ante la justicia a los responsables hoy deben competir con otras crisis de seguridad: la acumulación de tropas rusas alrededor de Ucrania, la proximidad de Irán al umbral nuclear, y las catástrofes humanitarias en Afganistán y Yemen. Frente a todo esto, las autoridades estadounidenses se verán tentadas a trazar una línea entre lo que ocurra al interior de su territorio y lo que pase en el exterior. Sin embargo, hacerlo sería riesgoso y peligroso al mismo tiempo.

La profunda polarización que existe en Estados Unidos refleja una sociedad cuyos miembros ya no tiene una idea en común de los que significa estar “seguros”. Los estadounidenses están teniendo experiencias muy diferentes –que cruzan líneas raciales, religiosas y de género- con sus instituciones encargadas de garantizar la seguridad local. La confianza en el ejército y las fuerzas de seguridad de EE.UU. solía ser alta; hoy está cayendo, junto con la confianza en el resto de las instituciones de gobierno estadounidenses. Sus ciudadanos ya no están de acuerdo en qué constituye una amenaza o no: hay muchas más probabilidades que un demócrata cite la cohesión interna y la violencia política, y que un republicano se inquiete con los enemigos más tradicionales del estado-nación. Los estadounidenses están divididos por ideología y edad sobre si las personas y las ideas de otros sitios son una oportunidad o una amenaza.

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