buiter22_BEHROUZ MEHRIAFP via Getty Images) Behrouz Mehri/AFP via Getty Images

El mejor de todos los mundos posibles del mercado

NUEVA YORK – Aunque la incertidumbre sobre el resultado de la elección presidencial de Estados Unidos probablemente se prolongue, el mercado bursátil ya ha venido repuntando. Siempre que la elección se decida en el lapso de semanas –y no meses- y que ambos candidatos finalmente acepten el resultado como legítimo, todo indica que el ánimo empresarial y el optimismo de los hogares se mantendrán robustos. Por cierto, la única sorpresa esta semana es lo ajustada que resultó la contienda en el Colegio Electoral. La demora en el conteo de los votos era previsible, y la efervescencia del mercado y el sentimiento económico positivo son acordes a las tendencias anteriores. 

En la medida que se tomaran en serio los pronósticos preelectorales de los medios tradicionales, los mercados parecen haber previsto –hasta el 3 de noviembre- que Joe Biden sería el favorito y que los demócratas recuperarían el Senado y mantendrían el control de la Cámara de Representantes. Si eso hubiera sucedido, los demócratas podrían haber interpretado su victoria arrolladora como un mandato para una agenda activista progresista. Esto probablemente habría incluido incrementos significativos del gasto público en bienes y servicios (entre ellos, salud y educación); reformas regulatorias e impositivas poco amigables con las empresas; políticas comerciales y de inversión extranjera más proteccionistas, y una redistribución del ingreso de amplio alcance (con aumentos de la Seguridad Social y los beneficios por desempleo). Los mercados habrían percibido esta agenda como perjudicial para las valuaciones de los activos de riesgo.

Pero ahora que los republicanos van camino a retener el control del Senado y obtuvieron sorprendentes logros en la Cámara, no habrá ningún mandato para una agenda demócrata audaz. Todas las políticas que se implementen tendrán que obtener por lo menos cierto respaldo bipartidario. Los legisladores quedarán reducidos a negociar medidas que tengan una amplia aceptación, como un estímulo fiscal cíclico amigable con las empresas. En comparación con las expectativas anteriores de una marea azul, los mercados ven este escenario como un motivo de celebración.

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