LONDRES – En tiempos extraordinarios como los de guerra, pandemia y catástrofes naturales, todos los políticos implementan medidas extraordinarias para atenuar el impacto económico y social negativo sobre los ciudadanos de sus países, pero solo los mejores lo hacen pensando en el futuro y facilitando la creación de condiciones para la prosperidad a largo plazo. Como dijo la difunta Reina Isabel II, «Lo que hacen los líderes por su gente hoy es gobierno y política, pero lo que hacen por la gente del mañana... eso es el arte de gobernar».
Debido a las secuelas de la invasión rusa de Ucrania, muchos gobiernos actúan hoy como si también estuvieran en guerra, pero no hicieron caso del consejo implícito de la reina, porque el cortoplacismo se ha extendido demasiado en la toma de decisiones económicas.
El momento actual marca un fuerte contraste con el principio de 2021, cuando la mayoría de los gobiernos se centraba en crear resiliencia, prepararse para otro pandemia y retirar paulatina y cuidadosamente el apoyo financiero que habían brindado durante la crisis de la COVID-19. Evitar las tensiones excesivas sobre los presupuestos gubernamentales se había convertido en prioridad, junto con otros desafíos con plazos más largos, como la lucha contra el cambio climático. Pero eso parece haber ocurrido hace eones.
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Debido a las secuelas de la invasión rusa de Ucrania, muchos gobiernos actúan hoy como si también estuvieran en guerra, pero no hicieron caso del consejo implícito de la reina, porque el cortoplacismo se ha extendido demasiado en la toma de decisiones económicas.
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