khor1_zhengshun tang_getty images_coronavirus Zhengshun Tang/Getty Images

¿Aniquiló la COVID-19 al milagro del crecimiento asiático?

SINGAPUR – Durante décadas, la mayoría de las economías del sudeste asiático ascendieron en la escala de ingresos a través de una estrategia de crecimiento basada en el aumento de la inversión en manufacturas y servicios orientados a las exportaciones, la mejora sin tregua de las capacidades de su fuerza de trabajo local y el aprovechamiento de los avances tecnológicos.

Actualmente, los países de la ASEAN+3 —los diez estados miembros de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático, junto a China, Japón y Corea del Sur— pueden estar orgullosos de sus logros. La transformación económica de la región ha sido impresionante, desde el aumento en el ingreso per cápita y su participación en el PBI mundial, hasta el desarrollo de su capital humano y el rápido ascenso en las clasificaciones de competitividad empresarial mundial.

La región se convirtió en la «fábrica del mundo» gracias a sus cadenas de aprovisionamiento extremadamente eficientes y asequibles. Su éxito descansa en los beneficios que aprovecharon las economías individuales por las eficiencias en los costos a través de la especialización en la producción de componentes clave de productos cada vez más complejos, con el apoyo de la demanda mundial resultante del crecimiento impulsado por el comercio. Y esta estrategia de crecimiento continúa siendo viable, incluso cuando las economías avanzadas y emergentes se desplazan hacia la «nueva economía» impulsada por la tecnología.

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