NUEVA YORK – La Ronda de Doha, la última fase de las negociaciones comerciales multilaterales, fracasó en noviembre de 2011, después de diez años de conversaciones, pese a las gestiones oficiales de muchos países, incluidos el Reino Unido y Alemania, y de casi todos los eminentes estudiosos actuales del comercio. Aunque los funcionarios del comercio de los Estados Unidos y de la Unión Europea culparon a las exigencias excesivas de los países en desarrollo del G-22 del fracaso de las anteriores negociaciones celebradas en Cancún en 2003, existe coincidencia general en que esta vez han sido los EE.UU., cuyas injustificadas (e inflexibles) exigencias dieron la puntilla a las conversaciones. Y ahora, ¿qué?
NUEVA YORK – La Ronda de Doha, la última fase de las negociaciones comerciales multilaterales, fracasó en noviembre de 2011, después de diez años de conversaciones, pese a las gestiones oficiales de muchos países, incluidos el Reino Unido y Alemania, y de casi todos los eminentes estudiosos actuales del comercio. Aunque los funcionarios del comercio de los Estados Unidos y de la Unión Europea culparon a las exigencias excesivas de los países en desarrollo del G-22 del fracaso de las anteriores negociaciones celebradas en Cancún en 2003, existe coincidencia general en que esta vez han sido los EE.UU., cuyas injustificadas (e inflexibles) exigencias dieron la puntilla a las conversaciones. Y ahora, ¿qué?