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La agenda inconclusa para el financiamiento de la respuesta africana al COVID-19

WASHINGTON, DC – A medida que se acaba el verano, acecha la amenaza de una nueva oleada de infecciones de COVID-19. Si bien los casos están bajo control en Camboya, Dinamarca, Mauricio y Marruecos, están aumentando en Etiopía y partes de los Estados Unidos. En Francia, Kenia y España ha habido tal alza que es inminente que se decreten nuevos confinamientos. El máximo puede estar por venir en Brasil y Sudáfrica.

Pocos países están preparando para el amenazante otoño que se avecina. Particularmente en África, donde la respuesta económica y de salud pública no está siquiera cerca de alcanzar la escala de la crisis del COVID-19.

Hasta el momento, África ha informado más de 1,2 millones de infecciones y más de 30.000 muertes por COVID-19. Sin embargo, solo 12 de sus 54 países han sometido a pruebas a más del 10% de su población. Y mientras aumenta la transmisión comunitaria, las iniciativas de trazabilidad de contactos siguen siendo vacilantes. No obstante, los confinamientos le cuestan al continente más de $65 miles de millones al mes. El Fondo Monetario Internacional proyecta que la actividad económica en el África subsahariana se contraiga en un 3,2% este año.

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