BOSTON – Mientras la atención del mundo sigue centrada en la resistencia heroica de Ucrania frente a la agresión rusa, una revolución más silenciosa está reformulando las economías de Europa Central y Oriental (ECO).
En los últimos años, los países de ECO se han convertido en centros de innovación pujantes, generando una ola de nuevos unicornios tecnológicos. UiPath de Rumania, por ejemplo, hoy es un líder en automatización, mejorando la eficiencia del lugar de trabajo al liberar a los trabajadores de tareas repetitivas. La polaca Docplanner está revolucionando el acceso a la atención médica al aprovechar la inteligencia artificial para conectar a millones de pacientes con médicos. Y mientras Infobip de Croacia, con su plataforma de comunicación mejorada por IA, facilita interacciones fluidas entre empresas, gobiernos y ciudadanos, Payhawk de Bulgaria está transformando las finanzas corporativas al agilizar la gestión de gastos.
En conjunto, estas empresas muestran que la IA puede ser una fuerza poderosa para el bien, generando avances acelerados en atención sanitaria y finanzas, e incrementando la productividad en el lugar de trabajo. La próxima gran innovación tecnológica bien podría surgir de una incubadora de startups de Varsovia, un laboratorio universitario de Bucarest o un espacio de trabajo compartido de Kiev -probablemente desarrollado a un costo muy inferior del occidental.
Algunos podrían decir que esta oleada de innovación se está gestando a pesar de los numerosos retos a los que se enfrenta la región; otros dirían que estos la alimentan. Mientras se esfuerzan por mantener su ventaja competitiva en sectores tradicionales como la fabricación de automóviles, las economías de ECO también se enfrentan a presiones financieras pospandémicas, exacerbadas por las normas presupuestarias revisadas de la Unión Europea. Mientras tanto, la guerra en Ucrania ha introducido un nuevo conjunto de amenazas, desde los implacables ciberataques rusos dirigidos contra las cadenas de suministro e infraestructura vital hasta las campañas de desinformación asistidas por IA.
La IA tiene el potencial de ayudar a los países de ECO a enfrentar estos desafíos complejos, generando un enorme valor en sectores públicos tradicionales como la atención médica y la educación, al tiempo que permite a los gobiernos contrarrestar la injerencia extranjera y salvaguardar las redes energéticas críticas.
Resulta alentador que los países de ECO tengan una base sólida sobre la que construir un sector tecnológico próspero, con una masa crítica de ingenieros y graduados en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Las valoraciones de las empresas en la región se incrementaron más de siete veces entre 2017 y 2022. Además, el porcentaje de inversión procedente de fuera de la UE aumentó del 9% en 2022 al 21% en 2023, lo que pone de relieve el creciente atractivo mundial de estas economías.
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No cabe duda de que siguen existiendo desafíos importantes. En particular, investigación reciente muestra que las economías de ECO están rezagadas respecto de sus homólogas de Europa Occidental, tanto en infraestructura como en inversión. Con una población de más de 150 millones de habitantes y un PIB combinado de casi 2,5 billones de euros (2,7 billones de dólares), la región tiene un enorme potencial. Sin embargo, la inversión total de capital privado cayó un 40% en 2023, hasta 1.700 millones de euros. En consecuencia, poner en marcha una startup en la región puede parecerse a construir una nave espacial con repuestos de una bicicletería.
El auge de los partidos populistas plantea otro desafío importante, que amenaza con minar la gestión macroeconómica responsable y disuadir a socios e inversores. En lugar de hacer frente a las presiones fiscales mediante recortes del gasto, muchos gobiernos de ECO han optado por aumentar los impuestos corporativos y al valor agregado, priorizando un alivio de corto plazo por sobre una estabilidad económica de largo plazo.
Una estrategia con más visión de futuro aprovecharía el potencial transformador de la IA para impulsar el crecimiento económico y la innovación en la región. Para destrabar este potencial, los países de ECO deberían tomar tres medidas clave.
En primer lugar, los responsables de las políticas deberían centrarse en ampliar la educación STEM y retener a los mejores talentos. El principal obstáculo de la región para convertirse en el próximo Silicon Valley es la escasez de profesionales calificados. Aunque en los últimos años han surgido cientos de empresas prometedoras en el campo de la biotecnología, las finanzas y la robótica, no pueden crecer -mucho menos convertirse en unicornios- sin una sólida reserva de talento. Y, aunque la educación es un bien público, el ritmo lento de las reformas en los ECO significa que el sector privado también debe centrarse en el desarrollo del capital humano.
En segundo lugar, una mayor integración europea podría impulsar la innovación facilitando el intercambio transfronterizo de ideas, talento y capital. En este sentido, la Comisión Europea ha presentado recientemente su iniciativa Fábricas de IA, que ofrece a los desarrolladores acceso a poder informático, datos y otros recursos necesarios para entrenar modelos avanzados de IA. Varios países de ECO también han empezado a explorarasociaciones tecnológicas estructuradascon otros gobiernos europeos para promover prioridades estratégicas compartidas.
Por último, los gobiernos deben impulsar el ingreso de inversión extranjera. A pesar de las turbulencias geopolíticas de los dos últimos años y el consiguiente desplome de los ingresos de capital privado, la región ha demostrado una notable resiliencia. Aunque las economías de ECO están preparadas para desempeñar un papel fundamental en la reconstrucción de Ucrania, primero deben abordar los déficits de infraestructura, la escasez de financiación y la incertidumbre normativa que podrían disuadir a los posibles inversores. Mejorar el atractivo de la región es esencial no solo para el sector tecnológico, sino también para avanzar en los proyectos de infraestructura digital, incluidas las redes 5G, los centros de datos y las instalaciones de informática cuántica.
En tanto las economías de ECO enfrentan estos desafíos, se ha vuelto muy evidente que deben actuar con celeridad para aprovechar el potencial de la IA, o corren el riesgo de ver cómo una generación de talento busca mejores oportunidades en otra parte.
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At the end of a year of domestic and international upheaval, Project Syndicate commentators share their favorite books from the past 12 months. Covering a wide array of genres and disciplines, this year’s picks provide fresh perspectives on the defining challenges of our time and how to confront them.
ask Project Syndicate contributors to select the books that resonated with them the most over the past year.
BOSTON – Mientras la atención del mundo sigue centrada en la resistencia heroica de Ucrania frente a la agresión rusa, una revolución más silenciosa está reformulando las economías de Europa Central y Oriental (ECO).
En los últimos años, los países de ECO se han convertido en centros de innovación pujantes, generando una ola de nuevos unicornios tecnológicos. UiPath de Rumania, por ejemplo, hoy es un líder en automatización, mejorando la eficiencia del lugar de trabajo al liberar a los trabajadores de tareas repetitivas. La polaca Docplanner está revolucionando el acceso a la atención médica al aprovechar la inteligencia artificial para conectar a millones de pacientes con médicos. Y mientras Infobip de Croacia, con su plataforma de comunicación mejorada por IA, facilita interacciones fluidas entre empresas, gobiernos y ciudadanos, Payhawk de Bulgaria está transformando las finanzas corporativas al agilizar la gestión de gastos.
En conjunto, estas empresas muestran que la IA puede ser una fuerza poderosa para el bien, generando avances acelerados en atención sanitaria y finanzas, e incrementando la productividad en el lugar de trabajo. La próxima gran innovación tecnológica bien podría surgir de una incubadora de startups de Varsovia, un laboratorio universitario de Bucarest o un espacio de trabajo compartido de Kiev -probablemente desarrollado a un costo muy inferior del occidental.
Algunos podrían decir que esta oleada de innovación se está gestando a pesar de los numerosos retos a los que se enfrenta la región; otros dirían que estos la alimentan. Mientras se esfuerzan por mantener su ventaja competitiva en sectores tradicionales como la fabricación de automóviles, las economías de ECO también se enfrentan a presiones financieras pospandémicas, exacerbadas por las normas presupuestarias revisadas de la Unión Europea. Mientras tanto, la guerra en Ucrania ha introducido un nuevo conjunto de amenazas, desde los implacables ciberataques rusos dirigidos contra las cadenas de suministro e infraestructura vital hasta las campañas de desinformación asistidas por IA.
La IA tiene el potencial de ayudar a los países de ECO a enfrentar estos desafíos complejos, generando un enorme valor en sectores públicos tradicionales como la atención médica y la educación, al tiempo que permite a los gobiernos contrarrestar la injerencia extranjera y salvaguardar las redes energéticas críticas.
Resulta alentador que los países de ECO tengan una base sólida sobre la que construir un sector tecnológico próspero, con una masa crítica de ingenieros y graduados en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Las valoraciones de las empresas en la región se incrementaron más de siete veces entre 2017 y 2022. Además, el porcentaje de inversión procedente de fuera de la UE aumentó del 9% en 2022 al 21% en 2023, lo que pone de relieve el creciente atractivo mundial de estas economías.
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No cabe duda de que siguen existiendo desafíos importantes. En particular, investigación reciente muestra que las economías de ECO están rezagadas respecto de sus homólogas de Europa Occidental, tanto en infraestructura como en inversión. Con una población de más de 150 millones de habitantes y un PIB combinado de casi 2,5 billones de euros (2,7 billones de dólares), la región tiene un enorme potencial. Sin embargo, la inversión total de capital privado cayó un 40% en 2023, hasta 1.700 millones de euros. En consecuencia, poner en marcha una startup en la región puede parecerse a construir una nave espacial con repuestos de una bicicletería.
El auge de los partidos populistas plantea otro desafío importante, que amenaza con minar la gestión macroeconómica responsable y disuadir a socios e inversores. En lugar de hacer frente a las presiones fiscales mediante recortes del gasto, muchos gobiernos de ECO han optado por aumentar los impuestos corporativos y al valor agregado, priorizando un alivio de corto plazo por sobre una estabilidad económica de largo plazo.
Una estrategia con más visión de futuro aprovecharía el potencial transformador de la IA para impulsar el crecimiento económico y la innovación en la región. Para destrabar este potencial, los países de ECO deberían tomar tres medidas clave.
En primer lugar, los responsables de las políticas deberían centrarse en ampliar la educación STEM y retener a los mejores talentos. El principal obstáculo de la región para convertirse en el próximo Silicon Valley es la escasez de profesionales calificados. Aunque en los últimos años han surgido cientos de empresas prometedoras en el campo de la biotecnología, las finanzas y la robótica, no pueden crecer -mucho menos convertirse en unicornios- sin una sólida reserva de talento. Y, aunque la educación es un bien público, el ritmo lento de las reformas en los ECO significa que el sector privado también debe centrarse en el desarrollo del capital humano.
En segundo lugar, una mayor integración europea podría impulsar la innovación facilitando el intercambio transfronterizo de ideas, talento y capital. En este sentido, la Comisión Europea ha presentado recientemente su iniciativa Fábricas de IA, que ofrece a los desarrolladores acceso a poder informático, datos y otros recursos necesarios para entrenar modelos avanzados de IA. Varios países de ECO también han empezado a explorar asociaciones tecnológicas estructuradascon otros gobiernos europeos para promover prioridades estratégicas compartidas.
Por último, los gobiernos deben impulsar el ingreso de inversión extranjera. A pesar de las turbulencias geopolíticas de los dos últimos años y el consiguiente desplome de los ingresos de capital privado, la región ha demostrado una notable resiliencia. Aunque las economías de ECO están preparadas para desempeñar un papel fundamental en la reconstrucción de Ucrania, primero deben abordar los déficits de infraestructura, la escasez de financiación y la incertidumbre normativa que podrían disuadir a los posibles inversores. Mejorar el atractivo de la región es esencial no solo para el sector tecnológico, sino también para avanzar en los proyectos de infraestructura digital, incluidas las redes 5G, los centros de datos y las instalaciones de informática cuántica.
En tanto las economías de ECO enfrentan estos desafíos, se ha vuelto muy evidente que deben actuar con celeridad para aprovechar el potencial de la IA, o corren el riesgo de ver cómo una generación de talento busca mejores oportunidades en otra parte.