La primavera pasada, The Economist pregonó "el poder de la mujer" como
la
fuerza impulsora para la economía mundial. Pero si la economía de Europa ha de volverse más competitiva e innovadora, no basta con que las mujeres ingresen al mercado laboral en manada. Para recoger los frutos plenos de los talentos de las mujeres, también deben ocupar más puestos jerárquicos, tanto en el sector público como privado.
La primavera pasada, The Economist pregonó "el poder de la mujer" como la fuerza impulsora para la economía mundial. Pero si la economía de Europa ha de volverse más competitiva e innovadora, no basta con que las mujeres ingresen al mercado laboral en manada. Para recoger los frutos plenos de los talentos de las mujeres, también deben ocupar más puestos jerárquicos, tanto en el sector público como privado.