CAMBRIDGE – Los críticos a menudo afirman que China está utilizando su masiva “Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda” (BRI) como una forma de “diplomacia coercitiva de la trampa de la deuda”, con el propósito de ejercer control sobre los países que se unen a su esquema de inversión transnacional en infraestructura. Tal como señaló recientemente Deborah Brautigam de la Universidad John Hopkins, los medios de comunicación a menudo exageran este riesgo. De hecho, la Iniciativa BRI puede tener inmerso un tipo de riesgo distinto: un riesgo para la propia China.
CAMBRIDGE – Los críticos a menudo afirman que China está utilizando su masiva “Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda” (BRI) como una forma de “diplomacia coercitiva de la trampa de la deuda”, con el propósito de ejercer control sobre los países que se unen a su esquema de inversión transnacional en infraestructura. Tal como señaló recientemente Deborah Brautigam de la Universidad John Hopkins, los medios de comunicación a menudo exageran este riesgo. De hecho, la Iniciativa BRI puede tener inmerso un tipo de riesgo distinto: un riesgo para la propia China.