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Las olvidadas fuentes de la resiliencia económica de China

SHANGHÁI – En los últimos 20 años han surgido en China varias empresas de tecnología que son muy prósperas. Esto ha suscitado muchas especulaciones sobre la destreza científica y tecnológica del país, así como sobre su capacidad para innovar. Algunos afirman que China ya le está pisando los talones a Estados Unidos en estos ámbitos, y que se ha convertido en líder mundial en algunos sectores. Otros aseveran que China no está tan lejos como aparenta estar, y que la aplicación severa de medidas regulatorias a las empresas tecnológicas por parte de su gobierno impedirá su progreso continuo. ¿Cuál de estas afirmaciones es la correcta?

Aquellos que dudan del progreso de China hacen énfasis en la dependencia de la tecnología occidental que tiene China, señalando que sus empresas tecnológicas locales aún no compiten con sus contrapartes estadounidenses a nivel mundial. Pero los que miran a China con optimismo señalan que dichas empresas continúan su rápida expansión internacional, y que ello es un reflejo de la excepcional capacidad de aprendizaje que tiene China.

El último grupo mencionado, el de los optimistas, sugieren algo correcto. En los hechos, la capacidad de aprendizaje de China es el secreto del éxito económico del país y dice mucho más sobre las perspectivas de China que lo que dice la posición tecnológica en la que se encuentra el país. Al fin y al cabo, la innovación tecnológica puede considerarse en mayor grado como un producto de desarrollo económico impulsado por los empresarios y en menor grado como un insumo. Es mediante la construcción de empresas prósperas que los empresarios obtienen oportunidades para desarrollar nuevas tecnologías y aplicaciones.

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