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La deuda de los países ricos con los estados insulares

ROMA – La aparición este mes del huracán Elsa en el Caribe, mucho antes del inicio habitual de la temporada de huracanes en el Atlántico, es un recordatorio de lo que les aguarda en los años venideros a los pequeños estados insulares en desarrollo (PEID). Estos países ya están sufriendo los efectos devastadores del cambio climático, y ahora tienen que hacer grandes gastos en reparaciones y generación de resiliencia. Puesto que los países ricos y sus empresas gaspetroleras fueron los principales causantes del problema, deben ayudar a cubrir los crecientes costos que el clima genera para los PEID.

Por sus circunstancias particulares, los 58 PEID del mundo (de los que 38 son miembros de Naciones Unidas) pertenecen a un grupo especial del organismo desde 1992. En un nuevo estudio del grupo realizado para la ONU, identificamos tres grandes vulnerabilidades estructurales que enfrentan los PEID en la actualidad.

En primer lugar, como la mayoría de los PEID tienen poblaciones pequeñas (menos de un millón de personas), sus exportaciones se concentran en unas pocas actividades. Cuando estalló la pandemia de COVID‑19, los PEID dependientes del turismo resultaron mucho más afectados que otros países, en particular las economías desarrolladas. En 2020, el PIB de Barbados, Fiyi y las Maldivas disminuyó 17,6%, 19% y 32,2%, respectivamente, mientras que la caída fue 3,5% en Estados Unidos. Muchos PEID también sufrieron una abrupta contracción de las remesas internacionales (otra fuente fundamental de sustento).

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