b6595e0446f86f380e419028_px2228c.jpg Pedro Molina

Los nuevos donantes para el desarrollo

MOSCÚ – En 2006, cuando el gobierno de Rusia fue anfitrión de una reunión del G-8 en colaboración con nuevos donantes para el desarrollo, plantó una semilla con potencial de crecimiento. Hoy los nuevos donantes tienen una creciente prominencia en la arquitectura global, ya que aportan una ayuda cada vez mayor en diferentes áreas.

Por esa razón, la reunión de esta semana en Moscú apunta hacia el futuro. En ella, las organizaciones para el desarrollo y los países que reciben ayuda, entre los que se cuentan socios de larga data y otros nuevos como Rusia, China, Corea, Turquía y Polonia, se reunirán para compartir sus mejores prácticas, considerar innovaciones en el desarrollo y buscar maneras de usar la ayuda de forma más eficaz para dar respuesta a los retos globales en común.

El ascenso de los nuevos socios para el desarrollo -mercados emergentes que están canalizando miles de millones de dólares a los países en desarrollo- abre posibilidades para que nuevas ideas y recursos ayuden a superar la pobreza, sostengan un crecimiento económico incluyente (del que forme parte un dinámico sector privado) y aborden problemas globales como la seguridad alimentaria y el cambio climático.

Sin embargo, existe el riesgo de que los países en desarrollo, que ya deben tratar con numerosos donantes, enfrenten una fragmentación aún mayor de las iniciativas de ayuda. Los nuevos donantes pueden aminorar la carga que soportan los más pobres del mundo y aumentar la eficacia mediante la colaboración en canales multilaterales. Esta semana en Moscú, los donantes nuevos y tradicionales, así como las organizaciones multilaterales (como el Banco Mundial y la OCDE) verán maneras de mejorar la transparencia de la ayuda, coordinar la asistencia y mejorar la eficiencia al apuntar a resultados específicos.

La conferencia presentará el "Proceso de Moscú", expresión del deseo de Rusia de jugar un papel activo en la creación de nuevas relaciones de colaboración para dar forma a la cambiante arquitectura global de la ayuda. Rusia reconoce que los nuevos donantes tienen experiencias, ideas y recursos que pueden ayudar a todos los países a aprovechar las oportunidades de desarrollo. El Banco Mundial quiere aprender de ellos, servir de catalizador de una cooperación más intensa y construir un sistema multilateral más sólido y profundo.

El programa de Ayuda Rusa para el Desarrollo de la Educación (READ) es un buen ejemplo de este nuevo enfoque. Su objetivo -mejorar la medición de la calidad y los resultados de la educación- resulta aplicable tanto a países desarrollados como en desarrollo. En toda sociedad, una mejor educación permite el acceso a mejores empleos, mayor productividad y mayores ingresos.

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En colaboración con el Banco Mundial, la OCDE y varios países destinatarios, esta iniciativa inspirada por Rusia apoyará el desarrollo de instituciones educacionales y la capacidad de medir los avances en este ámbito. Los ejemplos de cooperación como el READ ilustran cómo las viejas nociones sobre la asistencia se deben reevaluar y cuestionar.

Para que la ayuda para el desarrollo sea eficaz, no puede ser una relación unívoca de donante a destinatario o de Norte a Sur. Tenemos que aplicar la experiencia global, pero adaptada a las circunstancias locales.

Para el Banco Mundial, la conferencia de Moscú marca un paso muy bienvenido en la creación de una arquitectura de ayuda más globalizada que reconozca una variedad de contribuciones de donantes y organizaciones de ayuda, lo que incluye el desarrollo a través del sector privado. Desde que la crisis económica golpeara con fuerza al mundo a mediados de 2008, el Banco Mundial ha sentado el récord de proporcionar 88 mil millones de dólares en ayuda para infraestructura, redes de seguridad orientadas a áreas específicas, e inversión del sector privado para proteger a los más vulnerables y estimular la creación de empleos. El Banco creó centros especiales para contribuir a la seguridad alimentaria, dar una rápida respuesta a la crisis, brindar financiación para el comercio, ofrecer microfinanciación, apoyar la infraestructura público-privada, capitalizar los bancos y reestructurar la deuda de las empresas.

Este año el Banco superará otra marca en cuanto a inversión en países en desarrollo. Para sostener su vital papel, está trabajando con sus países miembros para fortalecer su base de capital. Si el Banco Mundial está bien capitalizado, puede apalancar todas las inversiones de sus miembros, al agruparlas y así recaudar cinco veces el capital mediante la obtención de préstamos en los mercados financieros. Luego, utiliza esos fondos en cooperación con socios donantes, tanto antiguos como nuevos, públicos y privados.

A medida que nos acercamos al plazo de 2015 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que buscan reducir la pobreza extrema, el hambre y la mortandad infantil, nos mueve un sentido de urgencia especialmente intenso. Los próximos años serán de una importancia fundamental. Para poder avanzar, es vital el ambicioso llamado del G-20 para apuntalar financieramente la Asociación Internacional para el Desarrollo, que es el fondo del Banco Mundial para los países más pobres.

En los inicios del sistema multilateral actual en 1944, 44 países se reunieron en los Estados Unidos en Bretton Woods, Nueva Hampshire, para diseñar el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y un sistema para el comercio internacional. En esos días el poder se concentraba en un pequeño número de estados. Las grandes olas de la descolonización estaban recién comenzando a agitarse y se veía a los pocos países en desarrollo como actores marginales en el sistema global, no como protagonistas o agentes centrales de la historia. No pasó mucho tiempo antes de que los aliados de la guerra contra el fascismo se distanciaran en una Guerra Fría.

Ese mundo ya no existe. Las nuevas realidades de la economía política global reclaman un sistema diferente. Los países en desarrollo y las nuevas economías de mercado son parte de la solución, por lo que también deben participar del proceso de intercambio de ideas y toma de decisiones. Esperamos que el encuentro de esta semana en Moscú impulse un diálogo internacional más amplio con nuevos socios para el desarrollo. A medida que modernizamos el multilateralismo, llamamos a otros donantes y organizaciones internacionales a unirse y contribuir al "Proceso de Moscú".

https://prosyn.org/FXf7DS1es