moisi172_PRAKASH SINGHAFP via Getty Images_trumpmodihug Prakash Singh/AFP via Getty Images

Un cuento de dos demagogos

PARÍS – “A Estados Unidos le encanta la India”, declaró el Presidente estadounidense Donald Trump en su reciente visita al estado indio de Gujarat, la base de poder del Primer Ministro Narendra Modi. Ante una multitud de más de 100.000 personas en el estadio de cricket más grande el mundo, los dos líderes celebraron triunfantes la profundización de la amistad entre sus países o, para ser más precisos, entre sus marcas de populismo carismático. Ni siquiera la repetida confusión de nombres indios en el discurso pudo con el ánimo exultante de Modi.

Pero la visita de Trump a la India no fue el gran momento histórico de lo que ambos se jactaban. Aunque Modi describió la relación indo-estadounidense como “la más importante relación bilateral del siglo veintiuno”, puede que nunca alcance los cada vez más profundos vínculos entre China y Rusia. Después de todo, a los líderes autoritarios convencionales les resulta mucho más fácil que a los populistas unirse tras una visión común de sus intereses globales. Por supuesto, el factor China es importante para Estados Unidos e India, pero no basta para trascender sus diferencias culturales y sus intereses económicos marcadamente divergentes (especialmente en lo referido al comercio).

Habiendo dicho eso, otro tipo de historia se estaba haciendo durante la visita de Trump. Pero fue de rasgos muy diferentes al que él y Modi habían previsto.

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