BRUSELAS – En los últimos años, organizaciones de la sociedad civil y actores de la industria han aunado fuerzas para proteger los mensajes encriptados de la intrusión de los gobiernos. En la era de la vigilancia, observa el ex comisionado de Derechos Humanos del Consejo de Europa, la encriptación es “una herramienta vital de derechos humanos”. En mi propio trabajo sobre seguridad y asuntos exteriores como miembro del Parlamento Europeo, he visto de primera mano por qué esto es así. Activistas, periodistas, defensores de los derechos humanos y ciudadanos comunes confían en el derecho a la privacidad, y lo ven como un valor europeo fundamental que sustenta la libertad de expresión y la propia democracia.
BRUSELAS – En los últimos años, organizaciones de la sociedad civil y actores de la industria han aunado fuerzas para proteger los mensajes encriptados de la intrusión de los gobiernos. En la era de la vigilancia, observa el ex comisionado de Derechos Humanos del Consejo de Europa, la encriptación es “una herramienta vital de derechos humanos”. En mi propio trabajo sobre seguridad y asuntos exteriores como miembro del Parlamento Europeo, he visto de primera mano por qué esto es así. Activistas, periodistas, defensores de los derechos humanos y ciudadanos comunes confían en el derecho a la privacidad, y lo ven como un valor europeo fundamental que sustenta la libertad de expresión y la propia democracia.