

Though Polish voters in October ousted their right-wing populist government, recent elections in Slovakia and the Netherlands show that populism remains as malign and potent a political force as ever in Europe. But these outcomes also hold important lessons for the United States, where the specter of Donald Trump’s return to the White House haunts the runup to the 2024 presidential election.
WASHINGTON, DC – He sido una defensora profesional de la libertad de expresión por más de una década. Por eso apoyo la reciente decisión del consejo asesor de contenido de Facebook de mantener la suspensión de la cuenta del expresidente Donald Trump en la plataforma y el nuevo protocolo de Facebook que le permite excluir a figuras públicas por hasta dos años en tiempos de agitación civil. Pero considero que no es suficiente.
Trump usó su púlpito de matón en las redes sociales para atacar y hostigar a organizaciones de prensa, adversarios políticos y exaliados. Lo usó para sembrar dudas sobre la elección presidencial de 2020, y una proporción importante de los estadounidenses sigue dudando del resultado, a pesar de la total ausencia de pruebas de irregularidades generalizadas o fraude. Y lo usó para perpetuar la desinformación durante la pandemia de COVID‑19.
Es decir, con ayuda de las redes sociales, Trump atentó contra las normas e instituciones en las que se basa el funcionamiento del sistema de gobierno representativo, y aumentó la cantidad de muertes por coronavirus en Estados Unidos. Y usó las redes sociales para prácticas de hostigamiento y discurso de odio que están explícitamente prohibidas por las normas de esas plataformas.
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