pisaniferry147_EMMANUEL DUNANDAFP via Getty Images_frenchelection Emmanual Dunand/AFP via Getty Images

Francia busca una nueva mayoría

PARÍS – La primera vez que Emmanuel Macron llegó a la presidencia de Francia, en 2017, lo logró con la promesa de poner fin a las divisiones frecuentemente artificiales entre la izquierda y la derecha; el país estaba cansado de las poses teatrales con las que los adversarios exageraban sus diferencias durante las campañas electorales, para luego gobernar de manera bastante parecida cuando llegaban al poder. El estilo centrista radical de Macron buscaba poner fin al pavoneo, aprovechar las buenas ideas de ambos lados del espectro político y gobernar en consecuencia; su intención era convertir a la oposición entre la izquierda y la derecha en una reliquia histórica.

Siete años más tarde, el resultado de las elecciones generales de este mes indica que, por el contrario, Francia está aún más polarizada que en 2017: la derecha se desplazó aún más hacia la derecha y el bando gaullista, antes dominante, quedó reducido a menos de 50 parlamentarios aplastados entre la extrema derecha y la coalición centrista de Macron, Ensemble (Juntos); y parte de lo que queda de lo que era la derecha, está dividida entre los partidarios de Macron y sus opositores.

Mientras tanto la izquierda, alguna vez aniquilada, se reconstruyó y desplazó mucho más hacia la izquierda; con un nuevo nombre, el Nouveau Front Populaire (Nuevo Frente Popular, NFP), es ahora el mayor de los tres bandos de la Asamblea Nacional, aunque no cuenta con la mayoría absoluta y dista de ser homogénea.

Los manifiestos económicos demuestran esta polarización: aunque el nivel de gasto público de Francia es el mayor de las economías avanzadas, el programa del NFP prevé un aumento de EUR 150 000 millones (USD 163 000 millones) —entre el 4 y el 5 % del PBI— financiado con una suba similar de los impuestos. La Rassemblement National (Agrupación Nacional, AN) —el partido de extrema derecha de Marine Le Pen— redujo la agresividad de sus planes económicos, pero no descarta abandonar el mercado común europeo eléctrico y revertir la última reforma jubilatoria de Macron.

También hay fuertes diferencias sobre la transición verde —la AN está tratando de revertirla mientras que el NFP desea acelerarla— y sus posturas están en las antípodas en términos de política migratoria: la AN quedó envuelta en controversias cuando propuso la idea de excluir a los ciudadanos binacionales del acceso a ciertos puestos del sector público.

Entonces, lejos de haber reducido la polarización política, el macronismo tuvo el efecto paradojal de desacreditar a las políticas centristas y empujar a sus opositores al extremismo. Esto no augura nada bueno para el futuro de la política francesa.

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¿Era un resultado inevitable? En parte, refleja un estilo de gobierno que quitó oxígeno a sus opositores y no les dejó más alternativa que buscar refugio en los extremos igualmente radicales y mutuamente opuestos; pero, como ocurre en Estados Unidos y otros países desarrollados, la polarización francesa tiene raíces mucho más profundas, económicas y sociológicas.

A pesar de la amplia protección social, el elevado nivel de redistribución y la importante contribución de los servicios públicos para limitar la desigualdad en el acceso a la salud, la educación y otros servicios básicos, Francia es un país dividido en el que muchos ciudadanos se sienten marginados. Además, el sistema electoral promueve el radicalismo, especialmente de la izquierda.

Para sobrevivir políticamente, los socialdemócratas están obligados a aliarse para las elecciones con la extrema izquierda, La France Insoumise (Francia Insumisa), a la que se oponen en diversas cuestiones económicas, sociales y de política exterior. Aunque los socialistas hicieron campaña para las elecciones del Parlamento Europeo en junio proponiendo una plataforma proeuropea y socialdemócrata, con la que atrajeron aproximadamente a un 40 % más de votantes que Francia Insumisa, para las elecciones nacionales tuvieron que firmar una plataforma fiscalmente irresponsable de aumento de impuestos y gastos.

Las cosas pueden cambiar, los tres bandos (la izquierda, el centro y la extrema derecha) distan de contar con la mayoría absoluta, por lo que tendrán que formar algún tipo de coalición para lograr un gobierno estable. Además, en cada uno de esos bandos hay tres o cuatro facciones (por ejemplo, el NFP abarca a Francia Insumisa, los socialistas y los verdes, que pueden separarse). La situación es, entonces, muy incierta.

Macron se alejó de su comportamiento anterior, reconociendo el nuevo panorama electoral y la lógica política correspondiente; en una carta abierta a los ciudadanos franceses después de la segunda ronda de las elecciones hizo un llamado al «diálogo sincero y leal» entre los partidos políticos para crear «una mayoría sólida y necesariamente plural». Aunque los demás bandos políticos rechazaron su propuesta sin pensarlo dos veces, es posible que terminen implementándola por falta de alternativas.

Para crear una nueva mayoría, sin embargo, tienen que darse varias condiciones: la izquierda, que hasta el momento se mostró como ganadora, debe aceptar que es poco probable que los socios de la coalición suscriban su programa económico radical; y para evitar que el próximo gobierno sea vulnerable a una emboscada parlamentaria hay que cambiar el sistema electoral para que los partidos puedan competir por sí mismos en las próximas elecciones, en vez de quedar como rehenes de sus aliados políticos. Se trata de una cuestión política, no constitucional, ya que el sistema francés permite modificar el sistema electoral por mayoría simple.

El desafío más fundamental es responder a la frustración y los motivos de queja de quienes votaron por la extrema derecha. Aproximadamente un tercio de los votantes franceses apoyaron a la AN en las elecciones parlamentarias, y su peso fue mucho mayor fuera de las grandes ciudades... la extrema derecha domina regiones completas.

Que esta situación vaya a revertirse es la cuestión primordial para el futuro de Francia... y de Europa. Para que las últimas elecciones francesas no constituyan más que un mero aplazamiento temporal no alcanza con maniobras políticas, solo los hechos convencerán a los votantes alienados de que su voz tiene peso.

Traducción al español por Ant-Translation.

https://prosyn.org/mLBIyX1es