SAN FRANCISCO – Las palabras «comercio internacional» todavía hacen pensar en enormes buques cargados con contenedores. Pero el mundo cambió. El transporte transfronterizo de bienes físicos ya no es la única fuerza motora de la integración global, ni la principal. En vez de eso, estamos cada vez más conectados por flujos de bienes intangibles, servicios y talento. Desde las aplicaciones basadas en la nube que usan las empresas para administrar las relaciones con los clientes hasta la investigación que hizo posible el desarrollo de vacunas contra la COVID‑19, lo que está uniendo al mundo es el conocimiento.
SAN FRANCISCO – Las palabras «comercio internacional» todavía hacen pensar en enormes buques cargados con contenedores. Pero el mundo cambió. El transporte transfronterizo de bienes físicos ya no es la única fuerza motora de la integración global, ni la principal. En vez de eso, estamos cada vez más conectados por flujos de bienes intangibles, servicios y talento. Desde las aplicaciones basadas en la nube que usan las empresas para administrar las relaciones con los clientes hasta la investigación que hizo posible el desarrollo de vacunas contra la COVID‑19, lo que está uniendo al mundo es el conocimiento.