jlevy2_Geo. P. Hall & SonThe New York Historical SocietyGetty Images_railroad Geo. P. Hall & Son/The New York Historical Society/Getty Images

Las grandes tecnológicas descarrilan

CHICAGO – El desplome de la plataforma de intercambio de criptomonedas FTX, el último de muchos chanchullos financieros estadounidenses, fue extraordinario. «Nunca en mi carrera vi tal falta de controles corporativos y ausencia de información financiera confiable como en este caso», dijo John Ray III, el especialista en reestructuraciones financieras que supervisa la quiebra de la empresa.

El colapso de FTX es solo el último en un sector apaleado desde abril de 2021, cuando el valor de las cripto comenzó a caer... pero no fueron solo las cripto. Cuando los mercados rebanaron 89 000 millones de dólares de la capitalización de mercado de Meta, Mark Zuckerberg, su director ejecutivo, anunció que recortaría el 13 % de la mano de obra de la empresa (11 000 personas). Luego, a los pocos días de que Elon Musk adquiriera Twitter por 44 000 millones de dólares —aparentemente, para divertirse—, muchos comenzaron a temer por el futuro de esa plataforma.

Las personas idiosincráticas con miles de millones de dólares y la intención de crear imperios corporativos (incluso filantrópicos) no son nada nuevo en Estados Unidos. Mientras leía sobre Sam Bankman-Fried, fundador y ex director ejecutivo de FTX, hoy en deshonra, recordé la «Guerra del Ferrocarril del Erie» de fines de la década de 1860, cuando financistas carismáticos con una enorme disponibilidad de capital y crédito trataron de crear la primera gran corporación empresarial estadounidense: los ferrocarriles transcontinentales. Construyeron las vías, pero no faltaron considerables ineficiencias financieras e intrigas corporativas.

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