canuto17_Brendan Smialowski  AFP) (Photo by BRENDAN SMIALOWSKIAFP via Getty Images_shippingtrade Brendan Smialowski/AFP via Getty Images

Por qué la política industrial geopolitizada no funcionará

WASHINGTON, DC – Las carencias de insumos causadas por la pandemia han elevado las inquietudes sobre la seguridad nacional en las economías avanzadas. Preocupados por la sobredependencia de los productos chinos, los Estados Unidos, la Unión Europea y Japón han propuesto iniciativas para reubicar la producción. Y no están solos. La geopolitización del nexo entre la seguridad, la industria y el comercio está ganando impulso también en el mundo en desarrollo. Desde los Balcanes occidentales a América Latina, los gobiernos ven una importante oportunidad económica pos-COVID para reubicar (reshoring) y ubicar la producción en áreas más cercanas (nearshoring).

Sin embargo, puede que esas ambiciones acaben siendo demasiado optimistas. A pesar de la menguante prevalencia de la producción “justo a tiempo”, las exportaciones chinas parecen haberse fortalecido a dos años de la pandemia, debido a la relativa resiliencia del lado de la demanda y un cambio (tal vez temporal) desde los servicios a los bienes. Más aún, señales tempranas sugieren que gran parte de América Latina, por ejemplo, todavía tiene que superar a China u otros exportadores asiáticos en el mercado estadounidense, a pesar del potencial de la región como lugar más cercano para reubicar la producción durante la pandemia de COVID-19 y la reducción, o incluso la desaparición, de las ventajas del coste de la mano de obra de China en comparación con México y Brasil.

Parece que reconfigurar las cadenas de suministro resulta más complejo de lo que se pensaba. Deshacer tres décadas de patrones de producción internacional –que han beneficiado especialmente a Asia- requerirá más que una geografía favorable, ahorros parciales de costes o incentivos políticos y económicos específicos.

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