BERLÍN – La postura de Alemania hacia Europa ha adquirido características de rechazo y falta de compromiso. Los responsables de sus políticas les niegan a los países afectados por la crisis de la eurozona una política fiscal más activa; se rehúsan a respaldar una agenda de inversión europea para generar demanda y crecimiento; han declarado un excedente fiscal, en lugar de un crecimiento potencial más rápido, como su principal objetivo doméstico; y han comenzado a enfrentarse al Banco Central Europeo (BCE) en la lucha contra la deflación y una crisis de crédito. Alemania está equivocada en los cuatro puntos.
BERLÍN – La postura de Alemania hacia Europa ha adquirido características de rechazo y falta de compromiso. Los responsables de sus políticas les niegan a los países afectados por la crisis de la eurozona una política fiscal más activa; se rehúsan a respaldar una agenda de inversión europea para generar demanda y crecimiento; han declarado un excedente fiscal, en lugar de un crecimiento potencial más rápido, como su principal objetivo doméstico; y han comenzado a enfrentarse al Banco Central Europeo (BCE) en la lucha contra la deflación y una crisis de crédito. Alemania está equivocada en los cuatro puntos.