PARÍS – La investidura presidencial de Donald Trump está cada vez más cerca, y el ambiente en Bruselas y en las capitales europeas oscila entre el pánico y la resignación; muchos tienen sus esperanzas puestas en que sea posible hallar un modus vivendi transaccional. Pero la búsqueda de acuerdos ad hoc no responderá la gran pregunta que flota en el aire: ¿cómo afectará la segunda presidencia de Trump a la cooperación internacional? ¿Qué esperanzas hay para los esfuerzos colectivos en pos de salvaguardar bienes públicos mundiales como el clima y la salud pública y preservar la prosperidad proveyendo apoyo a la interdependencia económica?
PARÍS – La investidura presidencial de Donald Trump está cada vez más cerca, y el ambiente en Bruselas y en las capitales europeas oscila entre el pánico y la resignación; muchos tienen sus esperanzas puestas en que sea posible hallar un modus vivendi transaccional. Pero la búsqueda de acuerdos ad hoc no responderá la gran pregunta que flota en el aire: ¿cómo afectará la segunda presidencia de Trump a la cooperación internacional? ¿Qué esperanzas hay para los esfuerzos colectivos en pos de salvaguardar bienes públicos mundiales como el clima y la salud pública y preservar la prosperidad proveyendo apoyo a la interdependencia económica?