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Cómo puede Europa arreglárselas sin gas ruso

BRUSELAS/VALLETTA – A lo largo de los últimos meses, los precios del gas y la electricidad en Europa aumentaron casi un 100 %, llegando a niveles sin precedentes, luego cayeron un tercio y en la actualidad se han disparado nuevamente desde que Rusia anunció que el funcionamiento de Nord Stream 1, su gasoducto a Alemania, quedaría suspendido por tiempo indefinido. Muchos líderes europeos han reaccionado a las oscilaciones bruscas en las bolsas europeas dedicadas al sector energético culpando por ello a los mercados. Sin embargo, culpar por las noticias a quienes simplemente las comunican nunca ha sido un abordaje correcto.

Para los encargados de la formulación de políticas en los países europeos, la extrema volatilidad de los mercados energéticos demuestra que estos mercados ya no son racionales. De hecho, el gas natural se está convirtiendo en un bien escaso, y los precios de la energía simplemente están respondiendo de manera acorde. La suspensión de Nord Stream I por parte de Rusia no fue inesperada, si se tiene en cuenta que los niveles europeos de almacenamiento de gas están aumentando rápidamente, y el presidente ruso, Vladimir Putin, sabe que perderá su influencia geopolítica si Europa está preparada para pasar el invierno sin recurrir al gas ruso.

Este es un problema de gran magnitud. Antes de que Rusia invadiera a Ucrania, Rusia satisfacía alrededor del 30% de las necesidades de gas de Europa. A partir de febrero de este año, los países europeos se han visto obligados a compensar esta pérdida a través del ahorro de energía y las importaciones de fuentes alternativas.

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