Emmanuel Macron visits Berlin Carsten Koall/Getty Images

Los verdaderos límites de Macron

FRÁNCFORT – Cuando Emmanuel Macron fue recientemente entrevistado por dos periodistas muy agresivos, el resultado no fue precisamente la “situación del discurso ideal” apreciada por Jürgen Habermas, el gran filósofo alemán y gran partidario del presidente francés. Pero, a pesar de que se le interrumpió repetidamente, a Macron le fue muy bien. Siempre concreto y, si había necesidad, dispuesto a profundizar en las minucias de un tema, Macron estaba claramente en la cima de su juego. No necesitó recurrir a anotaciones, lo que también admirablemente demostró, unos pocos días más tarde, durante su discurso ante el Parlamento Europeo, en el cual condenó al nacionalismo y al populismo.

Su encuentro con la canciller alemana Ángela Merkel en Berlín esa misma semana, sin embargo, fue muy distinto, tanto en tono como en naturaleza. Lo más importante, demostró los límites del método Macron: la oratoria aparentemente convincente no se traduce necesariamente en políticas viables.

La política, en esencia, refleja la interacción de intereses a nivel nacional. Y, es precisamente en este punto en el cual las ideas de Macron sobre el rediseño de la arquitectura institucional de Europa llegan a un callejón sin salida. Sus propuestas son demasiado numerosas y vagas para juzgarlas, y no dan cuanta del estado del debate a nivel nacional, una situación en la que el escepticismo va en aumento. Ser positivo acerca de Europa tiene su costo.

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