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La captura de los medios en la era digital

NUEVA YORK – El último par de años no han sido buenos para la libertad de expresión. Los gobiernos de Polonia, Hungría y Turquía se han vuelto cada vez más autoritarios y -como los líderes en los Balcanes, China y Rusia- están cada vez más ansiosos por controlar el discurso público. También en Estados Unidos el presidente Donald Trump es implacable en sus intentos por desacreditar a los medios, y no hay antecedentes de una administración tan inaccesible a la prensa.

La era de los censores que editaban físicamente los periódicos, como he visto en Vietnam y Myanmar, prácticamente terminó. Pero, como demuestran los acontecimientos recientes, la libertad de prensa sigue siendo sumamente vulnerable, en tanto los gobiernos y "los intereses creados entrelazados con la política", según las palabras de la politóloga Alina Mungiu-Pippidi, ejercen una suerte de control blando que se puede describir como "captura de los medios".

Los economistas utilizaron el término "captura" después de la crisis financiera de 2008 para describir de qué manera los reguladores, que muchas veces provenían de la industria que supuestamente tenían que supervisar (y a la que solían regresar), no fiscalizaban el sector como correspondía. La captura de los medios funciona esencialmente de la misma manera: los líderes políticos directamente son dueños de los medios (pensemos en Silvio Berlusconi en Italia) o garantizan que los directores de los medios les sean leales, a través del favoritismo o del castigo.

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