OXFORD – Las elecciones generales paquistaníes del 8 de febrero, arruinadas por acusaciones de irregularidades generalizadas, tuvieron como resultado la paralización parlamentaria y la formación de un gobierno de coalición por los dos principales partidos dinásticos del país. De todas formas, el resultado representa una aplastante derrota para los poderosos militares del país, ya que los candidatos respaldados por el Movimiento por la Justicia de Pakistán (Tehreek-e-Insaf, PTI) —partido político del ex primer ministro Imran Khan, ahora en prisión— consiguieron más escaños en el parlamento que cualquier otro bloque político, a pesar de la campaña en contra de sus votantes y partidarios que lleva ya dos años.
OXFORD – Las elecciones generales paquistaníes del 8 de febrero, arruinadas por acusaciones de irregularidades generalizadas, tuvieron como resultado la paralización parlamentaria y la formación de un gobierno de coalición por los dos principales partidos dinásticos del país. De todas formas, el resultado representa una aplastante derrota para los poderosos militares del país, ya que los candidatos respaldados por el Movimiento por la Justicia de Pakistán (Tehreek-e-Insaf, PTI) —partido político del ex primer ministro Imran Khan, ahora en prisión— consiguieron más escaños en el parlamento que cualquier otro bloque político, a pesar de la campaña en contra de sus votantes y partidarios que lleva ya dos años.