HAIFA – Al contrario de lo que muchos esperaban, el fin de la Segunda Guerra Mundial y el choque provocado por las atrocidades nazis, no significó el fin de la guerra y el genocidio. En efecto, las décadas que le siguieron estuvieron llenas de conflictos sangrientos en los que poblaciones enteras fueron asesinadas. Recordemos la guerra civil de Angola, la masacre de millones de camboyanos a manos del Khmer Rouge, las guerras tribales de Ruanda, la sangrienta desintegración de Yugoslavia y el exterminio de cristianos en Sudán meridional. Tampoco debemos olvidar los crímenes estalinistas contra los pueblos del ex imperio soviético.
HAIFA – Al contrario de lo que muchos esperaban, el fin de la Segunda Guerra Mundial y el choque provocado por las atrocidades nazis, no significó el fin de la guerra y el genocidio. En efecto, las décadas que le siguieron estuvieron llenas de conflictos sangrientos en los que poblaciones enteras fueron asesinadas. Recordemos la guerra civil de Angola, la masacre de millones de camboyanos a manos del Khmer Rouge, las guerras tribales de Ruanda, la sangrienta desintegración de Yugoslavia y el exterminio de cristianos en Sudán meridional. Tampoco debemos olvidar los crímenes estalinistas contra los pueblos del ex imperio soviético.