otorbaev12_ Davit KachkachishviliAnadolu Agency via Getty Images_russians entering georgia Davit Kachkachishvili/Anadolu Agency via Getty Images

La guerra de ofertas de Asia Central por los emigrantes rusos

BISKEK – Los residentes de Biskek han sido testigos de una vista inusual estas últimas semanas: las presencia en las calles de la capital de Kirguistán de decenas de miles de hombres con educación y rasgos europeos. Son ciudadanos rusos que huyen de la “movilización parcial” del Presidente Vladimir Putin de 300.000 reservistas para luchar en la guerra con Ucrania. El gobierno y el pueblo kirguiso los han recibido con los brazos abiertos.

Varias otras ciudades eurasiáticas como Tiflis (Georgia), Bakú (Azerbaiyán), Ereván (Armenia) y Almaty (Kazajistán) también han recibido un flujo similar de evasores rusos. Si bien hasta ahora los rusos se habían reubicado en Europa del este y Asía occidental desde que Rusia invadió Ucrania, la primera movilización a gran escala del Kremlin desde la Segunda Guerra Mundial ha convertido lo que era un goteo constante en un correntoso río. La razón es simple: ninguna de estas ex repúblicas soviéticas -que en Rusia a menudo se denominan el “vecindario cercano”- exige visado de entrada a los ciudadanos rusos. Por largo tiempo vistos por los rusos como reservas de mano de obra barata, estos países ahora ven la fuga de cerebros de Rusia como una oportunidad para adquirir los trabajadores del conocimiento capacitados que tanto necesitan.

Inmediatamente después de que Putin anunciara la movilización, se empezaron a formar colas en los puestos de control a lo largo de las fronteras rusas con las ex repúblicas soviéticas. En un momento dado, en el puesto de Alto Lars en la frontera ruso-georgiana había tantos coches que la gente tuvo que esperar hasta cuatro días para cruzar.

En las tres semanas transcurridas desde el anuncio de Putin, se dice que 700.000 personas han dejado Rusia. A principios de este mes, Kazajistán informó que 200.000 ciudadanos rusos han ingresado al país desde el 21 de septiembre. Mientras tanto, Georgia informó que la cantidad correspondiente en el mismo periodo aumentó entre un 40 y un 50% hasta llegar a 53.000. Frontex, la Agencia de la Guardia de Fronteras y Costas de la Unión Europea informó que 66.000 rusos entraron a la UE en la última semana de septiembre, un aumento del 30% con respecto a la semana previa.

Hasta ahora, el Ministerio de Defensa de Rusia no ha exigido a los gobiernos de Georgia, Kazajistán y otros países la extradición de los desertores y evasores rusos que han cruzado sus fronteras. Pero es poco probable que esta política permisiva perdure si el ejército ruso sigue sufriendo graves insuficiencias de personal.

Mientras tanto, los emigrantes rusos en Asia Central y quienes planear migrar han estado usando Telegram como fuente principal de información. Los canales más populares son, entre otros, “Reubicación en Kazajistán” (34.000 suscriptores), “Reubicación en Uzbekistán” (26.000 suscriptores) y “Bienvenidos a Kirguistán” (22.000 suscriptores). La periodista rusa Maria Maksimycheva, que se mudó desde San Petersburgo a Tashkent esta primavera y opera un canal de Telegram sobre la vida en Uzbekistán, describió los beneficios de mudarse al Asia Central: “Sólidas comunidades de apoyo para quienes se reubican, una economía en rápido desarrollo, clima acogedor, vida cómoda”.

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No debiera causar sorpresa el que los expatriados rusos ya estén transformando sus países de acogida. Con los hoteles y hostales llenos, los precios de los alquileres están al alza. Algunos arrendatarios han sido desalojados de sus apartamentos en favor de rusos con mayor capacidad de pago.

No obstante, muchos ciudadanos comprensivos de los países ex soviéticos han dado la bienvenida a los recién llegados. Por su parte, los gobiernos centroasiáticos se han dado cuenta rápidamente que acoger a profesionales rusos con altas habilidades, especialmente de la tan loada elite tecnológica rusa, podría ayudar a impulsar sus economías y mejorar sus sistemas educacionales.

Por ejemplo, Kazajistán está intentando atraer emigrantes rusos con entusiasmo. El país ofrece a los extranjeros que trabajan en el parque industrial Astana Hub visados por cinco años y una exención de casi todos los impuestos. También da a los nuevos emprendimientos subsidios por hasta $50.000 y 12 meses de gratuidad en el alquiler de oficinas. Uzbekistán está emitiendo visados por tres años que proveen a los trabajadores del ámbito tecnológico acceso gratuito a todos los servicios sociales y el derecho a solicitar residencia permanente.

Kirguistán también ha entrado en la competencia, otorgando a los exiliados rusos estatus de “nómadas digitales”, que les permite trabajar sin necesidad de un permiso, recibir un número de identificación personal de inmediato y obtener servicios simplificados del Ministerio de Justicia y las autoridades tributarias. Según Daniyar Amangeldiev, ministro de economía y comercio, el objetivo es “crear condiciones favorables para la reubicación de estas personas en la República de Kirguistán”.

Es verdad que es probable que la ola migratoria sea temporal. Muchos emigrantes rusos, especialmente aquellos que dejaron sus empleos y no encontraron fuentes de ingresos en el extranjero, posiblemente volverán a Rusia cuando sientan que es seguro hacerlo. Pero quienes han encontrado trabajo, han ganado dinero y se sienten cómodos en el exilio no se apurarán. Y. por supuesto, habrá quienes no querrán vivir en un país aislado como lo es Rusia hoy. Algunos ya han adquirido viviendas en Biskek, mientras otros han solicitado la ciudadanía kirguisa.

Muchos de quienes huyen de Rusia pertenecen a la elite intelectual del país. Si la guerra de Ucrania genera una fuga de cerebros permanente, la economía rusa sufrirá todavía más de lo que lo ha hecho hasta ahora. Sus mejores mentes seguirán buscando hogares en el vecindario, y sus ex compatriotas soviéticos estarán gustosos de complacerlos.

Traducido del inglés por David Meléndez Tormen

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