rostowski21_Beata ZawrzelNurPhoto via Getty Images_trzaskowski Beata Zawrzel/NurPhoto via Getty Images

Lecciones de la oposición polaca

LONDRES – Si bien el alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, no salió victorioso en la elección presidencial de Polonia, el resultado representa un punto de inflexión en la política europea. La ola nacionalista-populista ha llegado a un pico. Para parafrasear la famosa ocurrencia de Winston Churchill luego de la Segunda Batalla de El Alamein en 1942, éste tal vez no sea el comienzo del fin del nacionalismo autoritario contemporáneo, pero al menos es el fin del comienzo.

Sin duda, el partido gobernante de Polonia, Ley y Justicia (PiS), seguirá su conflicto con la Unión Europea por sus intentos por minar la independencia judicial y el estado de derecho en el país. Y el presidente del PiS, Jarosław Kaczyński, seguramente intentará llevar a cabo una toma de control de los medios independientes que quedan en Polonia –el próximo punto relevante en su agenda autoritaria-. Asimismo, sin la necesidad de tener que involucrarse en una guerra de trincheras política con un nuevo presidente hostil, el gobierno del PiS podrá seguir frustrando el proyecto europeo desde adentro.

De todos modos, a los antipopulistas tal vez les sirva de consuelo el hecho de que el presidente polaco, Andrzej Duda, logró ganar la reelección sólo por un estrecho margen, a pesar de tener de su lado toda la fuerza de los medios estatales financiados con dinero de los contribuyentes. En verdad, el desempeño sorprendentemente sólido de la oposición polaca ofrece varias lecciones para todos los que todavía crean en la democracia constitucional y el estado de derecho, no importa dónde vivan.

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