berkley8_YASUYOSHICHIBAAFPGettyImages_africannursescrubscholera Yasuyoshi Chiba/AFP/Getty Images

Salvaguardar la salud en un mundo que se calienta

GINEBRA – Desde daños causados a la infraestructura por los fenómenos meteorológicos extremos hasta inseguridad alimentaria causada por las sequías, existen muchos riesgos climáticos para los que el mundo debería estar preparándose con urgencia. Sin embargo, uno de los ámbitos en los que el cambio climático plantea, probablemente, el riesgo más importante apenas es tema de discusión: la salud humana.

Cuando ocurren desastres naturales, el número de víctimas fatales por inundaciones, hambrunas o derrumbes de edificaciones a menudo es sólo el comienzo; a veces, las dolencias y las enfermedades que vienen a continuación causan mucho más daño. A medida que las temperaturas mundiales y los niveles del mar continúan elevándose, también se eleva la frecuencia e intensidad de los desastres naturales y, con esto, el riesgo de epidemias mortales y brotes de enfermedades endémicas.

Ese riesgo se puso de relieve recientemente en Mozambique, donde el ciclón Idai, que se produjo el pasado mes de marzo, ha provocado una epidemia de cólera, habiendo, hasta el momento, más de 6,700 casos sospechosos. En cuanto a los riesgos de enfermedades endémicas, que a menudo se ignoran, un año después de que las inundaciones devastaran a Pakistán en el año 2010, hubo 37 millones de casos registrados de malaria, diarrea e infecciones respiratorias y cutáneas agudas. Del mismo modo, en las Islas Salomón, las inundaciones en la capital causadas por una tormenta tropical en el 2014 condujeron a un brote de enfermedad diarreica, que se extendió a cinco distritos que no habían sido afectados por la inundación.

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